Bájele al acelerador
La ciudad ha sentido la dinámica impuesta por
su alcalde. Desde hace varios años no gozaba de un mandatario carismático con
gran sentido de humor acompañado de una extraordinaria autenticidad y
sencillez. Su exitosa experiencia de emprendedor y agudo sentido común vislumbra
cambios en la forma y manera de administración pública. En los pocos días que
lleva, anuncia grandes retos, que comprometen en mejorar la calidad de vida
ciudadana y búsqueda de soluciones importantes para enfrentar la problemática
actual.
La diferencia fundamental entre el sector
privado y el público radica en el hecho que en lo privado se puede hacer
creativamente lo que este enmarcado dentro de la legislación pero en lo público
únicamente se puede realizar lo que está reglado. Cualquier cambio o
modificación puede ser imputada como desviación a la ley con la consecuente
investigación y sanción legal atribuible a violaciones en lo fiscal, en lo
disciplinario y consecuencias penales.
La ciudad
requiere, indudablemente, una dinámica que acelere el proceso administrativo.
El ímpetu avallasador del alcalde queriendo
ejecutar, en el menor tiempo posible, acciones bien intencionadas se enfrenta a
un estado anquilosado, lento, paralitico y reglado. Tiene que apoyarse, estudiando
en profundidad, las diferentes iniciativas formuladas en pasadas
administraciones y la razón en la no ejecución de las mismas, evitando la
frustración propia del administrador público acostumbrado a ser gran ejecutor
de iniciativas en el sector privado.
El reto está en la capacidad de su equipo de
trabajo en conservar el ritmo que pretende imponer sin arriesgar, comprometer
ni equivocarse en ejecución de obras que se requieren.
No puede seguir anunciando cambios que la
legislación no permite. Es en parte la razón por la cual sus primeros anuncios
como mandatario han sido recibidos con controversia y polémica.
Por ejemplo, el anuncio de incrementar el
límite de velocidad en la ciudad a 80 km/hora no es posible, en razón al
limitante que el Decreto 015 de Enero de 2011, en su Artículo 1ª contempla para
vías urbanas. “En ningún caso podrá sobrepasar los 60
kilómetros por hora”.
El tema de descongestión
vehicular en el sur prolongando la Avenida Pasoancho atravesando el humedal del
Zanjón del Burro no es permitido por la legislación ambiental vigente,
específicamente el Decreto 1640 del 2 de Agosto de 2012 y el mismo POT de la
ciudad.
Para el primer caso, lo que
requiere la ciudad es infraestructura en sistemas inteligentes de
semaforización que detectan automáticamente el tiempo requerido para la fluidez
del tráfico, mejorando velocidad, promedio de desplazamiento, densidad
vehicular y ocupación de la vía.
En el segundo caso es imperativo
dar continuidad a la mega obra de la Avenida Circunvalar proyectada entre la
Carrera 80 y la Carrera 122 descongestionando el tráfico que atraviesa la ciudad
de sur a norte y seguir buscando soluciones de horarios de los planteles
educativos.
¡¡¡ Alcalde, bájele al acelerador!!! Concentre su equipo en estudiar
alternativas formuladas e iniciativas gestionadas y que inexplicablemente no fueron
ejecutas en el pasado.
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