Cali, ciudad saludable
El 51 por ciento de la población
colombiana sufre de sobrepeso y obesidad. Es decir una de cada dos personas es
obesa. Según el presidente de la
Fundación Colombiana de la Obesidad, Iván Darío Escobar “hace 60 años, solo el
25 por ciento de los colombianos eran obesos, pero cinco décadas después, la
cifra 'se disparó' y tiende a subir más.”
La obesidad, en especial la que
aqueja la población infantil y adolescente, es el preámbulo hacia enfermedades
no transmisibles como diabetes y las cardiovasculares. Las autoridades de salud
se preocupan, cada día más, sobre esta epidemia que afecta la población urbana.
Cali, bendecida por la
naturaleza, un entorno ambiental envidiable y temperatura tropical, tiene una
ventaja inconmensurable en fomentar programas de prevención de esta dolencia.
La administración municipal
podría desafiar la obesidad, colocándose como ejemplo nacional e internacional,
a través de una simple estrategia, exitosamente viable en varias ciudades del
mundo, fomentando la más sencilla y amplia de todas, caminar.
Las ciudades peatonales, como son
las grandes urbes modernas, y el concepto introducido, en la primer
administración de Peñalosa en Bogotá, debe ser seguido por Cali.
Esta solución, además de los
efectos positivos a la salud física, emocional y mental poblacional, da
ordenamiento y prioridad a la pirámide invertida de movilidad, donde el peatón
es el eje principal, seguido de la bicicleta, después el transporte masivo, el
transporte de carga y por último el automóvil y motocicleta.
Afortunadamente el POT definió un
plan maestro peatonal para la ciudad, base fundamental de la planificación de
este espacio. Los corredores principales del Sistema de Transporte Masivo, en
sus rutas troncales, construidos bajo este concepto, cuentan con amplios
andenes. Ofrecer al peatón, andenes amplios, libres de obstaculización del
espacio público por vendedores informales, que de paso, deben ser formalizados
y ordenados, mejora la movilidad, la seguridad y beneficia el comercio formal.
Estadísticamente, ciudades como
Zúrich, Londres y Oklahoma City, vanguardistas peatonales, han comprobado que
el peatón observa con más detenimiento y goza de más tiempo para “vitrinear” y
eventualmente comprar. Al mayor flujo peatonal se le atribuye la prevención del
atraco callejero y mejoramiento general de índices de seguridad.
Integrar espacios peatonales con
las ciclo rutas, zonas verdes, parques públicos y equipamiento urbano de
gimnasios forma parte de una infraestructura existente que puede ser mejor aprovechada.
La infraestructura requerida para
peatonalizar la ciudad es la de menor costo per cápita, donde el 75% de la
población se moviliza en medios diferentes al vehículo y motocicleta. Debe
complementarse con procesos de iluminación luz día, tipo LED, en todos y cada
uno de los espacios dispuestos para el peatón, mejorando la seguridad y
visibilidad.
Un programa de peatonalización convierte
a Cali en ciudad saludable y el caleño y caleña, alegres y deportistas, de
paso, bajan de peso, manteniendo su tradicional y esbelta silueta.
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