Ospina deja una manada de elefantes blancos

 


Lo que podría haber sido una memorable alcaldía repitente, finalizando las mega obras que había iniciado en su primera administración, termina en la más nefasta administración municipal de todos los tiempos. Adicional al paquete de obras decretadas, cobradas por valorización y jamás concluidas, se sumarán las empeñadas en esta ocasión, mediante el irresponsable endeudamiento que lleva a la inviabilidad en el marco fiscal de mediano plazo.

 

Quizás la de mayor riesgo para la ciudad es la culminación del jarillón protector sobre el Rio Cauca. Se completan diez años desde que se inició la obra. La complejidad de reubicar las invasiones asentadas sobre el antiguo jarillón ha sido quizás lo más difícil. Faltó voluntad política, autoridad, gestión y articulación de las últimas cuatro administraciones en bajar recursos de la nación para concluir la obra. El riesgo latente de una inundación de devastadoras proporciones, en caso de desbordamiento del rio, sumergiría la mitad del área plana de la ciudad. Sería un fatal desastre comparable con el provocado por el huracán Katrina en la ciudad norteamericana de Nueva Orleans en el 2005.

 

El Parque eco-turistico de Cristo Rey, encargado irresponsablemente a la Secretaría de Vivienda, tampoco se concluirá. Los desprotegidos senderos, carentes de seguridad y reforestación complementaria frente a las cíclicas quemas del cerro, convertirá el cerro icónico en manjar de actos vandálicos.

 

El parque tecnológico en las antiguas instalaciones del Club San Fernando, tampoco finalizará. La propuesta de invitar a grandes multinacionales tecnológicas como complemento a la iniciativa, quedará como un muladar en el epicentro del dinámico sector de salud de Tequendama y San Fernando. Quizás hubiera sido ideal su incorporación como extensión del hospital universitario y la facultad de medicina de Univalle.

 

El desarrollo habitacional, comercial y oficinas de Ciudad Paraíso, que podría rebautizarse como Ciudad Perdida, no avanzó. Las promesas del nuevo “bunker” de la Fiscalía, la estación central del sistema masivo de transporte, zonas verdes y la integración del sector con el centro de la ciudad quedaron en diseños y rendiciones artísticas del más ambicioso proyecto de renovación urbana. Las incalculables inversiones que el proyecto ha demandado podrían haber sido mejor empleadas en programas sociales de educación, alimentación escolar, reubicación de habitantes de calle, capacitación y generación de fuentes de empleo.

 

Poner en pleno funcionamiento la PTAR de Cañaveralejo, el desarrollo de nuevas fuentes de acueducto, la reposición de obsoletas redes de alcantarillado y pluviales, programas de transición energética y definir el final del componente de Telecomunicaciones de EMCALI, quedaron sin rumbo alguno. La primer empresa de servicios públicos de la región tan solo sirvió para alimentar los insaciables apetitos de corrupción.

 

La semaforización inteligente, la cual cubrirá menos del 50% de los cruces viales, se convertirá en inconcluso proyecto de movilidad urbana.

 

Las restantes e inconclusas mega obras de la circunvalar de la Carrera 80 a la Carrera 122, los pasos a desnivel de interconexión vial, la terminación de la vía a Pance, la solución de la vía al Mar, el puente de Chipichape, la recuperación de la malla vial, entre otros, deberán ser finalizadas por nuevas administraciones.

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2021/09/la-ciudad-se-le-salio-de-las-manos.html

 

Ojala el alcalde que la ciudad elija el 29 de Octubre tenga la sensatez de concluir esta variada manada de elefantes blancos que las últimas administraciones han acumulado.

 

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