La gran muralla del CAM

Desde la prehistoria, el hombre ha defendido su entorno edificando defensas a su alrededor. Las antiguas y bíblicas ciudades de la Mesopotamia eran protegidas con grande murallas y lugares estratégicos para que los centinelas divisaran enemigos en la lejanía. Los castillos medievales siguieron la tradición milenaria y a su alrededor cavaban grandes fosos de agua dificultando ataques de la artillería e infantería cabalgada privilegiando con la altura de la muralla ataques ofensivos, lanzando proyectiles desde las catapultas.

 

En nuestras tierras, Cartagena, con su ciudad amurallada, es clásico ejemplo histórico.

 

En Cali, a falta de muralla física, los últimos gobernantes y sus gabinetes han construido murallas invisibles alrededor del Centro Administrativo Municipal – CAM. El rio Cali, el que bordea el recinto del Concejo Municipal, parece encajar visualmente con los fosos de agua de los antiguos castillos europeos, con sus tres puentes; Ortiz, España y Cervecería limitando su estructura. La visual del fortín es complementada con el parque lineal aledaño, donde reposan algunas piedras que parecería de lo alto de la muralla han caído. El bulevar peatonal del rio aleja al ciudadano común dejándolo a la otra orilla del rio.

 

Hace varias décadas era común ver al alcalde y su gabinete caminar las calles de la ciudad. Muchos gobernantes estrechaban relación con sus electores realizando consejos comunitarios barriales semanalmente, permitiendo el dialogo con sus habitantes y toda la estructura de gobierno. Los ejemplos de Germán Villegas, Carlos Holguín, Mauricio Guzmán y Ricardo Cobo, los replicó Álvaro Uribe con gran éxito en sus mandatos.

 

Hoy la comunidad extraña ese necesario acercamiento de gobernantes, concejales y gabinetes al constituyente primario. Los funcionarios públicos se pasean en camionetas de alta gama, vidrios polarizados, algunos con sofisticados esquemas de seguridad, que según algunos analistas son más de cuatrocientos uniformados que los acompañan en sus desplazamientos, cuando estos agentes del orden podrían ser aprovechados ejerciendo control en las inseguras calles de la ciudad. 

 

Los últimos secretarios de Movilidad toman decisiones sentados cómodamente desde sus escritorios y no desde la calle. Los ejemplos de Marino Caicedo, hace sesenta años, y más recientemente Alberto Hadad, mostraron eficiencia en movilidad, autoridad y acatamiento a la norma, cuando se está cerca a la problemática y es evidenciada personalmente.

 

Pero no. Al funcionario actual y los últimos alcaldes, gobernar desde los enigmaticos balcones digitales de Twitter, se volvió costumbre. En el olvido quedó el dialogo callejero. Jamás se volvió a ver un funcionario público subir los ascensores generales de los edificios. Se resguardan en ascensores privados y privilegiados parqueaderos para estar más alejados del electorado que con el voto les dio la oportunidad de llevarlos a sus encumbradas oficinas, donde a duras penas entran sus sanedrines y la de los “tintos”.

 

A los foros de “socialización” envían subalternos de segundo y tercer nivel para el dialogo con la comunidad. Cuando a estos funcionarios se les indaga por alguna modificación del proyecto tienen, a la mano, la excusa perfecta de tener que consultar “con el doctor(a)” evadiendo total responsabilidad. Parece haberse olvidado la obligación constitucional del derecho a la participación ciudadana.

 

Entristece ver en época electoral, candidatos caminando las calles, sonrientes, saludando de mano, en busca de ese voto, que una vez elegidos y posesionados, olvidan y desechan como un papel arrojado al tarro de basura y se resguardan detrás de la gran muralla del CAM.

 

Señores candidatos, no gobiernen desde la gran muralla del CAM. Vuelvan a conducir los destinos de la comunidad, desde la calle, donde se aprende la necesidad de la población y escuchar validas sugerencias de quienes viven diariamente la problemática. No cometan el error de acudir al perfil de la “sabelotodo pitonisa”, actitud característica del engomelado funcionario público del momento. 

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2022/10/cali-no-puede-cometer-otra-equivocacion.html

 

No deben olvidar que, una vez acabado el momento de jolgorio y efímero periodo de poder, deben regresar a caminar la calle o transportarse en el MIO como cualquier ciudadano común y silvestre.

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