NUESTRO DEBER DEMOCRATICO


La política es el ejercicio del poder en beneficio de los ciudadanos.

Debe ir acompañada de la vocación de servir a la comunidad por encima de egoísmos y beneficios personales. Conjurar estas dos condiciones se percibe en quien ha superado las comodidades que el poder otorga y ejerce su labor con humildad y compromiso. Han entendido que no todo está en solamente recibir, ni dejar las soluciones de la problemática de convivencia en manos de los demás.
Tener vocación de servidor público significa tener espíritu desinteresado de servicio y actitud proactiva brindando soluciones a la problemática poblacional. Se trabaja por el gusto sensato, reflexivo y juicioso de hacer las cosas bien.
El deber y vocación política es alcanzar el cumplimiento de metas e intereses comunes aportando y contribuyendo soluciones que mejoren la convivencia y comunidad.
Recientemente hemos visto como intereses personales,  ambición,  enriquecimiento y generación de empresas electorales han trastornado la esencia del servidor público. Estas motivaciones alteraron la función pública, su institucionalidad y un nefasto ajuste que ensombreció el panorama político.
Como constituyente primario, somos nosotros los electores, quienes debemos analizar juiciosamente quienes verdaderamente aprovechan el poder en generar beneficios que irradien bienestar a la colectividad. 
No podemos, ni debemos, actuar irresponsablemente  cambiando nuestro derecho al voto por un ofrecimiento de promesas infundadas e irrealizables, por la simpatía del candidato  entregando nuestra libertad de expresión democrática. 
Tenemos que saber y ser conscientes de funestas equivocaciones en elegir sin conocer cuál es su proyecto político, y quizás  lo más importante, cual ha sido su preparación, gestión y trayectoria.
Votar quiere decir elegir. Por ello nos corresponde votar, libre, consciente y responsablemente.  Debemos saber elegir y votar por candidatos que tienen vocación de servicio hacia la comunidad en vez de servirse de ella.
Al votar conscientemente tenemos la potestad de exigir a nuestros elegidos el cumplimiento del proyecto político con el cual simpatizamos y hacer cumplir nuestras exigencias como comunidad, ciudadanos y el estado de derecho democrático que hemos estructurado.
Afortunadamente aun contamos con movimientos liderados por personas que visualizan a través de la política, el auténtico deber de generar beneficios para la comunidad. Y son a estas personas y grupos a quienes nos debemos acercar, indagar, apoyar y dar nuestro voto.

Es nuestro deber democrático y oportunidad depositar nuestra confianza y voto en proyectos políticos viables, sustentables y estructurados que conlleven al bienestar, equidad, justicia, desarrollo y progreso de nuestra querida ciudad y región.

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