Mensaje de Navidad
Como todas las semanas, y en las horas más oscuras antes del amanecer, me siento en frente de una pantalla en blanco e inicio mi acostumbrada columna. Cuando el alba rompe la oscuridad, se escucha el cantar de pájaros y el sol tímidamente asoma entre las nubes del horizonte, mis palabras se reflejan como un nuevo amanecer.
Cada nuevo día, en silenciosa oración, elevo a Dios plegarias de infinitos agradecimientos por las bendiciones recibidas.
Este año, el Señor nos puso a prueba, con la desconocida, huérfana y autoinmune enfermedad que aquejó a nuestro hijo, Álvaro José. La angustia, ansiedad y preocupación por su salud, apartados por la distancia, se hizo llevadera por el apoyo, solidaridad, cariño y lazos de amistad que nos abrazaron en tan difíciles momentos.
Las cadenas de oración, deseos de bienaventuranza y comunión espiritual con todos y cada uno de quienes nos acompañaron en tan oscuros momentos destellan en la lenta pero positiva recuperación de Álvaro José. Tenemos fe que en la primavera venidera volverá a florecer su desempeño atlético, que, como cualquier deportista, deberá comenzar, como cualquier principiante, en lograr la destreza que lo caracterizó.
Afortunadamente su positiva actitud ante la adversidad, jovialidad, entereza, determinación y entrega espiritual han permitido enfrentar las eternas jornadas de tratamiento de los últimos meses.
El espíritu navideño, el nacimiento del niño Jesús, nos embriaga de felicidad, bienestar y prosperidad.
Infinitas gratitudes por la vida, el cariño y bendiciones recibidas.
Nuestros deseos de prosperidad, bienestar y fortuna a quienes fueron esa luz de esperanza que el Señor iluminó en el camino.
Feliz Navidad y próspero Año Nuevo.
Comentarios
Publicar un comentario