Remembranzas de Cali Viejo
La casa colonial de mis abuelos maternos, en el tradicional barrio céntrico de la pequeña ciudad era de un solo nivel con varios patios empedrados a su interior. Cada uno de ellos constituía un eje diferente. Dos patios centrales a la entrada de la casa separaban las zonas sociales de las alcobas. En la parte posterior y a un lado del enorme patio se encontraban los aposentos de las empleadas domesticas. Del otro lado, la cocina, dotada con su característico horno de barro, estufa de leña y carbón, comunicaba hacia un gran solar, para el secado de ropa al aire libre. Las paredes de baraheque, altura hasta de cinco metros de los techos, patios de piedra fina, circundados por pequeños canales alimentados con el agua de las fuentes coloniales de su centro y majestuosas materas florecidas con geranios y buganvillas daban frescura primaveral a la casa todo el día. Una de los aciertos de la arquitectura colonial del trópico era situar las ventanas apartadas del piso y cercarlas