Colombia, ficha clave en el ajedrez geopolítico mundial

 



Mientras el mundo observa detenidamente la posible invasión de Rusia a Ucrania y las consecuencias de un conflicto armado con Estados Unidos, lo cual significa la mutación de la “guerra fría” entre las dos potencias mundiales, el presidente ruso Vladimir Putin tiene el ojo puesto en el continente latinoamericano. Su acercamiento a los regímenes socialistas ha sido de largo aliento y la presencia es cada día mas representativa.

 

Su cultura ajedrecista se torna, cada vez, mas notoria. Putin, siguiendo el modelo de democracias fantasmas, que permanecen en el poder por décadas, tiene la ventaja de visualizar el tablero con visión de largo plazo. Aprovecha, el cambio político democrático, tanto estratégico como ideológico, cada cuatro o cinco años, sigilosamente socavando y debilitando el baluarte democrático de libertades individuales y el fundamento de propiedad privada. 

 

Detrás de sus movidas, no solamente se encuentra la iniciativa proteccionista de fracasados modelos socialistas, que empobrecen y debilitan su desarrollo socio económico, sino que a la vez fructifica en su fragilidad para convertir las conquistadas naciones en satélites ruso dependientes.

 

Es el mismo modelo que impera en Cuba, desde la década de los cincuenta, con la alianza entre Fidel Castro y Nikita Kruschev, que presenció la lucha por la balanza del poder, entre Estados Unidos y la Unión Soviética, ad portas de una guerra nuclear, con la crisis de misiles de octubre de 1962. 

 

Primero Nicaragua, después Venezuela, siguieron el ejemplo. El electorado, de estas naciones, engañado por promesas de cambio, continuidad democrática y garantías de progreso, hoy sufren hambruna y desplazamiento de su población. Han salido de Venezuela, en los últimos veinte años, mas de siete millones de venezolanos, el 25% de su población, buscando oportunidades. Cerca del 40% de ese desplazamiento ha llegado a Colombia.

 

En el contexto latinoamericano, imaginamos a Putin, frotándose gozosamente las manos, de las equivocaciones provocadas por el electorado, con los triunfos en Argentina, Perú y, mas recientemente, Chile al elegir mandatarios socialistas, que, al cabo de los años, y con el resultante fracaso del modelo, se convierten, en regímenes dictatoriales autocráticos dependientes de favores del imperialismo ruso. 

 

Venezuela ha recibido mas de US 11 billones en ayuda militar soviética en los últimos años. Reemplazó viejos aviones, recibió sofisticados tanques de guerra, renovó su flota marítima, instaló avanzadas y sofisticadas plataformas satelitales de monitoreo y despliega capacidad agresiva de misiles de mediano y largo alcance. ¿Qué país es la amenaza, para semejante despliegue bélico?  

 

La desestabilización de Colombia, en las próximas elecciones, si llegase a triunfar Gustavo Petro, no es otra que servir en bandeja de plata a Putin, la posición estratégica continental colombo venezolana. Petro, con su discurso de cambio, sencillamente sería otra marioneta, que el imperialismo ruso coloca en Latinoamérica en la lucha por la balanza de poder entre los dos poderes. Sería la movida magistral de la ficha clave del ajedrez geopolítico global.

 

Tal es la preocupación norteamericana, que el senador demócrata Bob Menéndez, presentó iniciativa de declarar a Colombia como Aliado Principal No Miembro de la Otan, con implicaciones en temas de seguridad y defensa.

 

Dejo a la imaginación del lector la importancia de las disidencias guerrilleras en la frontera colombo-venezolano, su estrecha relación con el narcotráfico, y el corredor entre zonas de cultivo, producción y puertos en los dos océanos.

 


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