Gobierno de Bukele en Cali

 


Hernando Morales Plaza, abogado administrativista y pre-candidato a la Alcaldía, acertadamente organizó un foro académico en seguridad ciudadana esta semana en Cali. El evento contó con la participación de tres panelistas y el abogado Morales como moderador. 

 

El exsecretario de Seguridad Publica de México, Jesús Alberto Capella, hizo una comparación de Tijuana y Cali, en cuanto a la problemática común de inseguridad que vivió esa población. Expuso que no solamente se ha cambiado la perspectiva de las nuevas generaciones, donde el delincuente es considerado ejemplo, sino acentuado el divorcio entre la sociedad y la institucionalidad del concepto de autoridad.

 

Considera el problema de inseguridad radica en el dinámico crecimiento en los últimos años del microtráfico, extorsión y atomización de grandes grupos criminales en decenas de carteles. Las ganancias del flagelo se han multiplicado mil veces, mientras el presupuesto institucional se ha quedado atrás. 

 

Las redes sociales, sin censura alguna, distorsiona la realidad de acontecimientos. Los videos, subidos irresponsablemente, tan solo muestran el momento de captura y no el antecedente delictivo. Por ello la institucionalidad es desdibujada hacia equivocadas manifestaciones de abuso de poder policial y derechos humanos. Con ello se ilegitima la autoridad de paso alejando su respetada cercanía con la comunidad. A esta situación se suma la complejidad e impunidad del sistema judicial expuesto igualmente a veedurías infundadas que distorsionan la autoridad e institucionalidad con el romanticismo del concepto de “perdón y olvido”.

 

El presidente de El Salvador Nayib Bukele, se hizo presente a través del segundo panelista, Gustavo Villatoro, su ministro de justicia y seguridad quien hizo un pormenorizado recuento de la política de seguridad implementada. El país centroamericano registraba los más altos índices de secuestros y homicidios del planeta, con 108 por cada cien mil habitantes en 2015. Identificaron los más de ciento veinte mil homicidios asociados al control territorial de los carteles terroristas del narcotráfico y contaminación por décadas del proceso democrático electoral. Se habían convertido en sociedad paralela al estado de derecho, bajo equivocada imagen como enemigo de la sociedad. Simultáneamente prosperaron absurdas modificaciones legislativas hacia un concepto perverso penal sometiendo la legitimidad y doblegando al incapacitado y postrado estado.

 

Ante esta nefasta situación, se creó una reforma constitucional, con carácter excepcional, tomada de países desarrollados, mediante la cual no se judicializa individualmente al sujeto sino contra ese estado paralelo de organización delincuencial. El mejor ejemplo es la Ley RICO-norteamericana, con la cual se combatió exitosamente las actividades delincuenciales de la mafia neoyorquina, proceso liderado por Rudolph Giuliani, desmantelando carteles de narcotráfico, extorsión, prostitución, corrupción, juegos de apuestas y de azar. 

 

Pese a los reclamos globales de equivocados conceptos de derechos humanos, la impunidad salvadoreña equivalente al 97% se invirtió.  Es claro que los más de cincuenta mil pandilleros, actuando como peones de un estado delincuencial superior, hoy privados de libertad, son responsables materiales de los altos niveles de inseguridad, impactando directamente la cuarta parte de la población del país, inmersa en caótica e incontrolable niveles de inseguridad. De los registros de 2015, de 108, en lo corrido del año apenas se registran 3 homicidios por cada cien mil habitantes. La política de estado no debe ser diferente al orden, autoridad y el sometimiento del delincuente a la justicia. Es equivocado el concepto de “perdón y olvido” que por décadas alimentaron el flagelo criminal, cubierto bajo el manto de búsqueda de paz.

 

Como nadie es profeta en su tierra, orgullosamente los elogios y reconocimiento a la Policía Nacional de Colombia fueron manifestados enfática y reiterativamente. La institución es y ha sido modelo en el contexto global, exaltando su alto compromiso, profesionalismo y mística institucional. Combatir el narcotráfico y desmantelar los poderosos carteles de Medellín y Cali son ejemplos inequívocos de autoridad y legitimidad. Igual enaltecimiento se hizo al Ejército colombiano, destacándose el cinematográfico hecho de la liberación de Ingrid Betancourt.

 

El evento lo concluyó el General (R) de la Policía Nacional, Luis Alberto Moore, quien se identificó con lo comentado y aceptó a nombre de la institución los elogios. Recalcó la actividad profesional del cuerpo policial, pese a la impunidad que lamentablemente el poder judicial a menoscabado por la complejidad del estamento.

 

Hernando Morales presentó su política de seguridad fundamentada, no solamente en el símil escuchado, sino en su experticia legal y formativa. Como quiera que el alcalde es la primera autoridad de policía, propone introducir el Código Distrital de Convivencia, apoyó presupuestal, coordinación, articulación, participación ciudadana, exigencia a los organismos de control y judiciales como herramientas primordiales. 

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2023/03/precandidatos-el-diagnostico-es-claro.html

 

Indudablemente la problemática se soluciona, con detenido análisis del diagnóstico, pero con exitosos ejemplos similares viables, como los presentados por los calificados exponentes. 

 

Hernando Morales mostró liderazgo, vocación de servicio y compromiso a favor de la ciudad. 



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