¿Se requiere vender ISAGEN?
El Consejo de Estado dictó medida cautelar
suspendiendo la venta del 57.61% de acciones del gobierno en ISAGEN y negó la
acción de suplica interpuesta por el Ministerio de Hacienda. Motiva la decisión en razón a que el Gobierno
no ha presentado suficientes argumentos que sustenten que la venta no pone en
riesgo el patrimonio público.
A esta iniciativa se unen voces de siete
bancadas parlamentarias complementando que el gobierno Nacional no ha realizado
una valoración acorde a la realidad del uso de los recursos destinados para
financiar los proyectos de infraestructura vial, conocidos como de Cuarta
Generación, 4G.
El argumento principal esbozado por el
gobierno Santos considera que la rentabilidad histórica de ISAGEN, aproximadamente
del 3.5 % anual, podría traducirse en un retorno hipotético superior, al
emplear los recursos en vías que mejoren la competitividad del país y generen
empleo. Difícilmente calculable la rentabilidad teórica de lo que debe ser una
política de estado de dotar de infraestructura vial al país con visión hacia
una economía globalizada.
La verdadera razón
de la venta es la necesidad del cierre financiero de las concesiones viales.
Los concesionarios privados, apoyados en el
estimativo del cierre financiero del proyecto, valoran que el costo de
oportunidad del periodo pre operativo de la operación, estimado entre cuatro y
ocho años, debe ser apalancado y responsabilidad del estado. Por ello el
gobierno y los gremios, especialmente la CCI, consideran indispensable recurrir
a la venta de un preciado activo para financiar el periodo muerto del
concesionario privado, que una vez superada la etapa pre operativa gozará del
retorno a su inversión, a través de peajes, por espacio de veinte a treinta
años.
¿Pero acaso una
generadora de energía limpia, con visión futurista de reemplazar energía
proveniente de recursos fósiles, no es un activo estratégico para la
competitividad del país?
Esperamos que los congresistas continúen
debatiendo y profundizando diferentes alternativas de financiar la
infraestructura vial proyectada, cuya inversión final podría superar los US $
25,000 millones requiriendo un esfuerzo estatal de aproximadamente US $ 5,000
millones.
Para los sofisticados mercados
internacionales de capital esta es una cifra viable que podría obtenerse
mediante emisión de títulos del gobierno nacional, a largo plazo, respaldados,
no solamente por la solidez de la institucionalidad nacional, sino por la
“rentabilidad” esbozada por el gobierno Santos de competitividad, empleo y
progreso.
La venta de ISAGEN no debe ser la única
propuesta de contrapartida para la locomotora de infraestructura vial.
¿Se requiere vender ISAGEN o acaso hay
compromisos del gobierno Santos tanto con los potenciales compradores como con
los concesionarios preseleccionados?
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