Incendios Forestales
Aunque presumimos la mayoría de incendios
forestales son accionados por la acción humana, el fenómeno también es
atribuible al cambio climático.
Una escasa capa vegetal estimula el
crecimiento, en su etapa inicial, de plantas arbustivas con poca capacidad de
retención de humedad. Las altas temperaturas van secando el arbusto. Esta
deshidratación provoca la emisión de etileno de altísimo poder de combustión. Tan solo se necesita una chispa para que el
etileno de la vasta zona arbustiva se encienda con extraordinaria rapidez. Las
corrientes de aire, que el calor produce, se encargan de propagar en pocos
segundos el área, sin direccionamiento alguno, convirtiendo la tarea de extinguirlo
incontrolable.
Los cerros caleños, que encajan esta
descripción de cobertura vegetal arbustiva, son altamente vulnerables. En una reciente conflagración se perdió un
loable proceso de reforestación, con meses de planeación y trabajo. El fuego,
acompañado de fuertes vientos, típicos de la época seca, consumió un área de 35
hectáreas en pocas horas. Las barreras de cortafuegos sembradas y aéreas de
protección no fueron suficientes para prevenir su rápida dispersión.
Los incendios forestales están devastando
aéreas de enorme riqueza en biodiversidad. Afectan claramente las cuencas
hidrográficas de los ríos, disminuyen sus caudales y reducen la capacidad de
los acueductos.
Desde hace veinte años, el DAGMA, conjuntamente
con la CVC y Parques Nacionales, viene formulando, la cartografía de gestión de
riesgo para prevenir incendios forestales. Lamentablemente, convertir su
formulación en verdadero proyecto de prevención ha contado con insuperables
barreras presupuestales. Los esfuerzos de reforestación se han dejado a
organizaciones y fundaciones, quienes a su vez acuden al sector privado para
financiar la labor.
Por otro lado los Bomberos Voluntarios de
Cali realizan una titánica tarea veraniega controlando los incendios forestales
que por estos días se encienden en nuestros cerros tutelares. En lo corrido del año, en Cali, tanto en su
zona urbana como rural, se han registrado 416 emergencias. Ha sido una difícil
faena para la organización caleña.
Afortunada y orgullosamente para nuestra
ciudad contamos con uno de los más avanzados cuerpos bomberiles, técnica y
tecnológicamente, en América Latina.
El compromiso de una política de estado de
prevención que involucre nación, departamentos y municipios es inaplazable. Las
limitaciones presupuestales no son excusa para afrontar una consecuencia del
cambio climático global.
El municipio de Cali, a través del DAGMA, es
el llamado a liderar la convocatoria de un proyecto regional de las
características que las circunstancias demandan. Se requiere creatividad,
convirtiendo una amenaza en una envidiable oportunidad de liderazgo en búsqueda
de soluciones para la ciudad, comunidad y el medio ambiente.
La responsabilidad y compromiso regional sería
nuestro pequeño aporte ante las inevitables amenazas del cambio climático
global.
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