Crisis energética, apagón y reflexión
Hasta días previos a su renuncia como
Ministro de Minas y Energía, su titular consideraba que el fenómeno de crisis
era netamente especulativo y que había exageraciones al respecto.
Desafortunadamente el primer pronunciamiento de la Ministra encargada fue
contrario al planteamiento de su antecesor. El país afrontaba una crisis
energética y como resultado solicitaba la colaboración ciudadana para un ahorro
voluntario del 5%.
No obstante que Colombia ha llegado a
presentar una cobertura del 97% de su población y ser catalogada como la octava
potencia mundial y la mejor en Latinoamérica, la dependencia de su
infraestructura en sistemas hidroeléctricos es de suma preocupación cuando
fenómenos naturales como El Niño reducen el nivel de pluviosidad que alimenta
las represas.
A lo anterior agregamos elementos aislados
que dificultan el panorama. La falta de suministro de gas y combustible
líquidos de Venezuela, los daños
causados por el incendio al cable que opera las compuertas de la central hidroeléctrica
de Guatapè, que además de su propia generación impactan el suministro de agua a
dos hidroeléctricos adicionales y el cierre de la hidroeléctrica del Quimbo en
el Huila acatando orden judicial.
Así las cosas el país enfrenta a un apagón
similar al presenciado en la Presidencia de Cesar Gaviria.
Entes de control, como la Contraloría
General, han advertido sobre el inminente apagón basado en sus propias
pesquisas. XM, filial de ISA, quien ejerce el observatorio más veraz del
sector, no es tan acido en su análisis. Considera que las lluvias de los
próximos meses aliviaran la preocupación de un apagón pero coinciden con la
iniciativa de autogeneración de ahorro.
La interconexión con Ecuador gestada desde
tiempo atrás precisamente soporta las necesidades coyunturales en momentos
críticos, pero no significa una medida desesperada de emergencia. En el pasado
los dos países interconectados se suministran energía sin la algarabía que esta
vez ha despertado la compra al vecino.
La actual coyuntura y crisis pone en
evidencia la debilidad regulatoria del gobierno y la permisividad de la CREG, a
través del esquema de remuneración conocido como Cargo por Confiabilidad, al
cual hemos aportado desde su creación mas de US $ 8 mil millones. Aparentemente
el fomento a la producción se limitó a
la subvención del costo de producción de algunas hidroeléctricas que por su
tiempo de operación no generaban eficientemente, en vez de renovación de
equipos en búsqueda de mejores alternativas u otorgar incentivos para la
generación de energías alternativas renovables como solar, biomasa, eólica,
entre otros.
El gobierno Santos enfrenta un oscuro
panorama energético que pone a prueba la gobernabilidad y competitividad del
país. Los efectos macroeconómicos, sumados a los bajos precios internacionales
de hidrocarburos, afectan el aparato productivo nacional. La reforma
fiscal y tributaria anunciada no encontrará tierra fértil mientras sobre la
economía pesen nubarrones de incertidumbre. La inversión extranjera encontrará
otros destinos mas atractivos y el positivo clima inversionista puede empezar a
marchitarse.
Es momento de retomar las riendas de este
brioso corcel antes que desemboque sin rumbo.
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