Trump, sin pasiones…Ningún “aprendiz”


Definitivamente es uno de los hombres más exitosos del mundo contemporáneo. Una persona cuya trayectoria empresarial lo catapulto como “midas” de la propiedad raíz, primero en su natal Nueva York, después en Estados Unidos y posteriormente en las capitales del mundo. Su apellido convertido en marca reconocida en cada uno de sus proyectos inmobiliarios, resultó mejor que “ El Aprendiz”. Contra todo pronóstico de expertos de Wall Street, del mundo político - empresarial y medios de comunicación del mundo, se hizo él, Presidente electo de los Estados Unidos.

Participó en la escritura, en colaboración de diferentes co-autores, algunos fantasmas, de una veintena de libros, auto promocionando su exitosa carrera comercial, de negocios y liderazgo. Su primer libro, El Arte de la Negociación, publicado en 1987, con ventas superiores a un millón de ejemplares, es un ejercicio de superación empresarial en once pasos. Ocupó el primer puesto de la lista de libros más vendidos por trece semanas del diario New York Times.

La reality televisivo El Aprendiz, superando audiencia mundial de cien millones de televidentes, concesionada mundialmente, se convirtió en extensión de su pensamiento comercial y liderazgo rudo, impetuoso, implacable y severo. Como presentador se convirtió en celebridad de televisión entre 2004 y 2015, con altísima exposición mediática. Colombia, a través de Caracol TV, transmitió en 2006 la presentación, de la cual fue ganador el caleño, Kees Staple. A través de participación en los concursos de belleza Miss Estados Unidos y Miss Universo, continuó construyendo su alto perfil mediático.

En sus negocios inmobiliarios y concursos de televisión fue intolerante con los obstáculos propios del riesgo asumido, levantándose después de cada derrota con mayor ahincó, firmeza y perseverancia.

Aunque le fue ofrecida la candidatura republicana a la gobernación de su estado Nueva York, declinó, considerando no era lo que el ambicionaba. Su meta era convertirse en Presidente.

Inició su campaña presidencial, de forma poco convencional. No guardó diplomacia hacia la problemática de un país. Tampoco ahorró en discursos afables y caballerosos con sus contrincantes. Contrariamente arremetió como aplanadora.  Sus expresiones desabrochadas, pero ciertas, fueron generando un sentido de pertenencia de convertir nuevamente Estados Unidos en la gran nación que fue, opuesto a la hipocresía burocrática e inclemente con las viejas costumbres de hacer política.

Sus polémicas declaraciones fueron alimento nutrido para medios. Con ello, obtuvo incalculable exposición gratuita. Con instinto y olfato, jamas negó entrevistas en medios pequeños, que a través de ellos llegaba a la desesperada clase media de poblaciones intermedias y zonas rurales, de perfil predominantemente hombres blancos y de bajo nivel académico, excluidas por los demás candidatos.

Sintió que el eslogan registrado de campaña “Make America Great Again”, (Hacer grande a Estados Unidos nuevamente), autoría del ex presidente republicano conservador Ronald Reagan, llegaba con facilidad al aburrido, decepcionado y desconfiado electorado. La población marginada sintió que el eslogan etéreo de su contendora Clinton “más fuertes juntos” no expresaba contundencia. 

Donald Trump sorprendió en las urnas de los estados bisagra, encabezado por la Florida acumulando la ventaja de votos electorales, otorgándole el triunfo como 45º Presidente de Estados Unidos.

El camino será tortuoso para un mundo en ebullición. No obstante, su comprobada capacidad gerencial, rodeándose del mejor equipo humano posible, su practicidad y nacionalismo se antepondrán en beneficio del modelo individualista republicano norteamericano por encima de ideologías colectivas socializantes que continúan fracasando en el mundo entero.


Y a Colombia nos queda un legado. Después del triunfo del NO y de Trump, el péndulo va a funcionar para las próximas elecciones presidenciales, por lo que se escuchan apuestas

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