Colombia en el filo del abismo
Terminar con medio siglo de conflicto armado de una guerra civil no declarada se había constituido en empeño pacifista de una nación.
A mediados del siglo pasado, otra guerra civil no declarada, entre conservadores y liberales, había dado lugar a un golpe militar cuya meta era el apaciguamiento del conflicto entre hermanos. El régimen militar progresista, convertido en dictadura cleptocrática, poder político dominado por ladrones, fue derrocado en 1958.
Se creó un gobierno de transición, mediante una coalición política entre conservadores y liberales, devolviendo en 1974, después de dieciséis años, un país en paz, democráticamente fortalecido.
Sin embargo, en la década previa, el triunfo revolucionario de Fidel Castro, exploraba fronteras para exportar su ideario, encontrando tierra fértil en América Latina. En Colombia se gestaban movimientos alzados en armas y el grupo bandolero de Manuel Marulanda, alias “Tirofijo”, y la disidencia del cura Camilo Torres, se convertían en espejo revolucionario cubano.
La derrota y posterior actividad del movimiento Alianza Nacional Popular (ANAPO), fundado por el dictador Rojas Pinilla, tratando de ilegitimar los comicios de 1970, el ultimo periodo de la coalición política conocida como Frente Nacional, fue la germinación de otro grupo disidente. Este grupo uso la fecha de aquellos comicios del 19 de Abril de 1970 bautizando su lucha armada con el nombre M-19.
Existía una diferencia ideológica y metodológica, entre el grupo de Marulanda FARC y el M-19. El ultimo era fundamentalmente un movimiento guerrillero urbano, mientras las FARC predominaban en la zona rural, haciendo de la cordillera central y oriental su base de operación e intimidación.
Por esta misma época la bonanza marimbera de la costa norte, entre 1975 y 1985, fue la piedra angular que antecedió el trafico de estupefacientes de cocaína peruana y boliviana, procesada por los carteles de Medellín y Cali conquistando mercados mundiales, estadounidenses y europeos.
Para el poderoso e inescrupuloso cartel de Medellín, ambos movimientos guerrilleros, eran de importancia estratégica. Las guerrillas eran proporcionadas con armamento. En la zona rural, en contraprestación alejaba la fuerza publica de los centros de producción de cocaína, minando los campos, protegiendo los corredores de transito. En los centros urbanos se fortalecía el M-19, utilizado y financiado para destruir los archivos del Palacio Nacional en 1985, sepultando la memoria judicial delincuencial de miembros del cartel, ante la temida amenaza de extradición a Estados Unidos.
El M-19 aprovechó el holocausto del Palacio de Justicia doblegando al estado, conduciéndolo a exitosas negociaciones con beneficios de amnistía e incorporación de sus integrantes a la vida política nacional. Consolidación de lucha que permitió integrar a sus miembros a la Asamblea Constituyente de 1990, confeccionando algunos artículos para su beneficio en la redacción de la nueva constitución
Las FARC, por otro lado, disuelta su ideología, era el brazo armado de los carteles. La desarticulación de los carteles fue aprovechada para transformarse en el cartel predominante de narcotraficantes, aliados con carteles mexicanos de Sinaloa, Juárez y Jalisco. Para encubrir el cambio, siguieron con su acostumbrada barbarie, desplegando ataques sanguinarios contra la fuerza publica, indefensa población civil, secuestro, extorsión, abuso de menores de edad y violación de sus integrantes, aliados con otros grupos guerrilleros como el EPL y ELN.
Juan Manuel Santos dio inició a diálogos clandestinos con la debilitada guerrilla de las FARC, que con el tiempo se formalizó con la mesa de negociación en el epicentro de la revolución castrista. Con anticuada ideología de fracasados modelos socio económicos socializantes, el grupo disidente exigió, entre tantos absurdos, la conformación de un tribunal independiente de justica transicional. Mientras el soquete gobierno negociaba, la guerrilla exigía despeje de fuerzas armadas en las zonas controladas, las cuales casualmente correspondían a ubicaciones privilegiadas de cultivo de hoja de coca, procesamiento y corredores del narcotráfico.
Al levantarse la mesa del dialogo, el país había entregado, en parte, su soberanía institucional. Los ocho años de cesión territorial convirtieron el país en el primer productor mundial de cultivos ilícitos de hoja de coca, con mas de 300,000 hectáreas cultivadas y producción superior a 1,000 toneladas métricas anuales.
El tribunal de la JEP, monstruo de mil cabezas, en contertulio con algunos miembros del Congreso, que aun pregonan el discurso tolstoico de guerra y paz, ha dedicado su tiempo en defender lo impugnable, de paso castrando funciones de la Fiscalía General. Encubrir traficantes, generar impunidad a delitos asociados al narcotráfico, perseguir integrantes de la fuerza publica, no dar curso a la reparación de victimas y malgastar en ostentosa burocracia recursos del erario es abominable.
El pronunciamiento de no extraditar al narco guerrillero Santrich, desestimando pruebas, es vergüenza mundial.
No corregir el rumbo del espurio Acuerdo de Paz nos lleva al abismo y caer en el vacío de un narco estado.
https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2017/03/colombia-convertida-en-narco-estado.html
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El acceso a tierras; la participación política y el narcotráfico son las causas estructurales de la guerra.
ResponderEliminarNi la guerra de los Mil Días ni el Frente Nacional lograron la paz.
La constitución del 91 amplió la participación política y la reacción de las élites locales produjo otro factor de violencia: los paramilitares.
Los acuerdos de La Habana no tocan el modelo económico nacional; tiene más de 143 programas, proyectos y actos legislativos necesarios para intentar el desarrollo económico del país de los cuales solo 14 benefician a los guerreros.
Otra cosa es que nos duela que esas necesarias reformas hayan tenido su origen por un acuerdo con, ciertamente, un grupo con tan baja aceptación popular y no en el legislativo o el ejecutivo que con dos excepciones, nunca las han propuesto.
Saludos
Al doctor Ulloa se le olvida la presencia del narcoparamilitarismo en el pais, no lo menciona para nada. La cupula del Centro Democratico es de claro origen narco: Alvaro Uribe, hijo de narco e intimo amigo del clan de los Ochoa y vinculos actuales con mafiosos antioqueños (recuerde las interceptaciones de la corte; Paola Holguin hija de un renocido testafeero del cartel de Medellin y sobrina de uno de sus sicarios; Jose Obdulio, primo de Pablo Escobar y visitante asiduo de la catedral; Rosario Guerra, del clan Guerra mafioso y paramilitar. Ellos son el faro moral? Santoyo y Sanchez, del circulo intimo de Uribe, pagaron carcel en USA por narcotrafico.
ResponderEliminarLas fuerzas armadas más grandes de America Latina no pudieron vencer a 10.000 guerrilleros; por eso se firmó un Acuerdo de Paz y no una Acta de Rendicion. Que a uno le den nauseas ver esos criminales en el congreso es el precio que hay que pagar por no haberlos derrotado militarmente.
La Fiscalia reconoció que no se entregaron a la JEP las pruebas requeridas. En su sesgo el doctor Ulloa resulta más paista que el Papa. Cuales funciones se le han castrado a la Fiscalia? Hoy Santrich está preso por cuenta de la fiscalia y ojalá las pruebas sean contundentes y no otro falso positivo de Martinez.
Cuales traficantes ha encubierto la JEP? Nombres Dr. Ulloa? A cuales integrantes de la Fuerza Publica persigue la JEP? El sanguinario Rito Alejo se sometió y la JEP decretó su libertad!
Por qué quieren eliminar la JEP? Creo que pretenden que nunca se sepa la verdad. En esta guerra no hubo santos, hubo y hay criminales de derecha e izquierda.
Desaparecida la FARC el pais se ha dado cuenta que el problema no eran ellas. A eso le temen los enemigos de la paz.
https://lasillavacia.com/opinion/develada-trama-71650?fbclid=IwAR2TvUD40LwDjV-1O8CzpRq8gWqQs6HhMFQgqoQPeuJtL-c0L95xeUoUgnQ
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