Taxis, cronica de muerte anunciada



Los taxis han sido testigos excepcionales del desarrollo del país. En Cali los taxis de “La Ermita”, comúnmente conocidos como los de la “plaza”, por encontrarse parqueados en la Plaza de Caicedo, o en Bogotá los taxis “rojos” son parte de nuestra historia. Su contribución son parte fundamental del rompecabezas de la movilidad.

No obstante, el sector tradicional en el mundo entero se enfrenta a modernas plataformas y aplicaciones tecnológicas de movilización de pasajeros introducidas por empresas como Uber, Cabify, Beat, Didi, Indriver y Picap, entre otras, que están cambiando la forma de ofertar el servicio.

Las modernas aplicaciones permiten que cualquier ciudadano que tenga vehículo, licencia de conducción, tiempo disponible y disposición para trabajar, se vincule a la plataforma. Una vez vinculado accede al universo de clientes que la misma aplicación ha creado. 

En forma simple y dinámica las fuerzas de mercado de oferta y demanda se encuentran.

Para el individuo que presta el servicio se obvia la tramitología que el mismo gremio ha venido ejerciendo desde su concepción consistente en permisos de cupos nuevos o de reposición, con valor intrínseco que fluctúa entre Col$ 20 y $ 100 millones. Valor que varía según la estimación que la autoridad de transito considere debe ser el numero de vehículos nuevos matriculados en la respectiva ciudad.

En las principales ciudades, los acuerdos que determina la cantidad de cupos, ha sido sigilosamente guardado entre alcaldías, secretarios de transito y quienes ejercen el poder “tras bambalinas” del sector. En Bogotá, Uldarico Peña y su socio José Eduardo Hernández, llegaron a controlar mas de 28,000 taxis, esquema que es replicado en todas nuestras principales ciudades.  

Los cupos o permisos no son exclusivos de nuestra idiosincrasia. En Nueva York, llamados “medallions” o medallones, llegaron a tener un valor de US $ 1.0 millón. Alan S. Kaufman y Tony Georgiton, considerados los zares detrás de los taxis neoyorkinos, se enfrentan a cargos de corrupcion por el manejo fraudulento que ejercieron por mas de treinta años en fijar el numero de cupos con la respectiva autoridad y condicionamientos a los conductores. Todo en complacencia con la clase dirigente politica de esa ciudad.

Al igual que en la capital estadounidense y adicionalmente al cupo, el potencial taxista debe pagar afiliación a una cooperativa, quien hace las veces de centro de logística, cancelando una tarifa diaria de operación. Los vehículos que se venden a los potenciales taxistas son comprados directamente a los importadores o concesionarios por el grupo gestor, fijando precios y financiación para los vehículos nuevos. 

Lamentablemente, en la mayoría de los casos, es obviada su formalización laboral como trabajador independiente, prestador individual de un servicio, quedando excluido de la seguridad social que debe gozar como parte esencial de la fuerza laboral.  

Si bien es cierto las modernas aplicaciones de movilidad deben ser reglamentadas para lograr un equilibrio de la oferta, se pone en evidencia el juego de poder que tradicionalmente se viene ejerciendo en el sector.

Las manifestaciones, que recientemente infartaron la movilidad de las principales ciudades, en detrimento de la población civil, no pueden ser excusa en búsqueda de esquemas proteccionistas. El tradicional buen servicio de los taxis debe competir con las nuevas modalidades.

El gremio debe ser consciente que le ha llegado el momento de reinventarse, modernizarse y formalizarse. 

Coletilla; El sur de la ciudad totalmente colapsado por la improvisación de rutas alternas mientras dura la obra de la intervención vial de la Simón Bolívar con Calle 100. ¿Si esto se vivió en época de vacaciones de colegios y universidades como será el próximo mes que retornan los estudiantes?

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