Burla, Indignación e Injusticia


Dos hechos conmueven la estabilidad institucional de la nación. 

El primer acontecimiento se refiere a la toma del Palacio de Justicia, hace treinta y cuatro años, donde la Fiscalía General de la Nación, conceptúa que "no hubo personas desaparecidas, sino malas identificaciones y la entrega equivocada de cuerpos a los familiares de las víctimas".

El segundo hecho es el manifiesto y la declaración de guerra del segundo hombre en importancia de la pretérita estructura guerrillera de las FARC, Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez. Anuncia el regreso a las armas de un grupo de insurgentes invocando el renacimiento de “Marquetalia”, aquel lugar donde nació la lucha armada del grupo guerrillero hace mas de medio siglo.

En el video filmado en la región de Indira, en la Orinoquia fronteriza entre Colombia y Venezuela, acompañan a Márquez, los mas sanguinarios integrantes de ese grupo rebelde. No sorprendió que a su lado estuviera, el aun congresista “Santrich”, quien a través de un complejo engranaje jurídico logró burlar al país “santanderista”, filosofía que aborrece incoherentemente el manifiesto, concediéndole la libertad, por crímenes de lesa humanidad y narcotráfico.

El grupo, quien abusivamente sigue utilizando la sigla del incorporado partido político de las FARC, firmaron el espurio acuerdo con el gobierno Santos, del cual fue protagonista el mismo Márquez. No obstante, declaran guerra a la población civil e indefensa colombiana. 

Retornamos a aquellos tiempos de tenebrosa oscuridad de la declaratoria de guerra de Pablo Escobar. En esta ocasión, la motivación es similar. El negocio del narco trafico, el odio a las fuerzas armadas y clase dirigente, son disfrazados con retorica de desigualdad, amparados y camuflados por los gobiernos de Venezuela y Cuba, amigos de la insurgencia y enemigos de la democracia. 

Los atentados demenciales terroristas de Escobar, como el ataque al avión de Avianca, aquel 27 de Noviembre de 1988, la bomba al edificio del DAS, la destrucción de la bomba del centro comercial de la 93 en Bogotá, la persecución y asesinatos inhumanos e inclementes a los integrante de la Policía Nacional, entre otros, no podrán repetirse.

Llorar sobre leche derramada no es consuelo. Señalar la equivocación de la Fiscalía en la injusta condena de militares sobre desaparecidos inexistentes, actuando en defensa constitucional de la población, la liberación del narco guerrillero “Santrich”, la equivocada postura de la JEP o la torpeza vergonzosa de un congreso enceguecido por las dadivas de la administración Santos para impulsar el malogrado Acuerdo, en nada contribuye a solucionar la absurda declaratoria de guerra.  

Laudable y ejemplar la serenidad del Presidente Iván Duque ante las intenciones del manifiesto de este nuevo grupo. Acertadamente los calificó como organización delincuencial. Otra despreciable banda criminal que intimida la estabilidad de una nación. Un grupo de insidiosos, quienes merecen ser ajusticiados por traición a la patria.

Al igual que en aquellas tinieblas épocas combatiendo a Escobar, se debe conformar un grupo elite, acompañado de avances tecnológicos que no se disponían en ese entonces, para llegar a la guarida de los enemigos de la paz. 

Es momento de grandeza, de unir esfuerzos como nación, para combatir el flagelo desestabilizador de este puñado de renegados atroces, desequilibrados y siniestros.

"Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos" – Martin Luther King. 

Comentarios

  1. Olvida que 600.000 militares no pudieron (o no quisieron) derrotar a 12.000 guerrilleros y por eso se firmó un Acuerdo de Paz. Ojala esta vez se logre desmontar este nuevo grupo criminal antes que tome fuerza.

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  2. Mientras exista el régimen en Venezuela, los bandidos tendrán refugio seguro. Eso origina la falacia de que el Estado no pudo derrotar a la guerrilla, sobre la cual montaron el espurio acuerdo. Y para colmos, Venezuela y Cuba paises garantes... eso nació torcido.

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