Candidatos, el electorado quisiera escuchar; ¿como pretenden administrar la bonanza venidera?

 


El positivo crecimiento de la económica colombiana para el año 2021, cercano al 10%, ha sido catalogado como el mas dinámico del siglo. Si bien es cierto, la medición se produce después del fatídico año de la pandemia y corresponde a un rebote positivo de sostenida reactivación, es importante resaltar su comportamiento comparativamente a otros países latinoamericanos.

 

Ocupó, en 2021, el cuarto lugar, después de los crecimientos de Perú, Chile y Argentina, pero sobrepasará, según las proyecciones del Banco Mundial y otros analistas, este año 2022, con indicador superior al 4%, ocupando el primer lugar latinoamericano. Aunque aun es temprano para mejorar estas expectativas, a Colombia la acompañan algunos fenómenos globales positivos.

 

Quizás el mas sobresaliente es el mejor precio del café. En la bolsa de Nueva York la cotización superó US $ 3 por libra. No obstante las dificultades exógenas de clima disminuyeron la producción en un 9%, y los demenciales bloqueos de mayo y junio restringieron la exportación, los niveles de 14, 5 millones de sacos son esperados nuevamente este año. El impacto superior a Col $ 12 billones del valor de la cosecha beneficiarán mas de seiscientos municipios, a lo largo y ancho de la geografía nacional, impactando positivamente mas de 700 mil familias cafeteras.

 

Por otro lado, el precio del petróleo, e hidrocarburos asociados, registra alza sostenida, acercándose a los US $ 90 por barril, precio que no desplegaba desde hace mas de siete años. Aunque a diferencia del sector caficultor su beneficio no supera el impacto poblacional, los mejores precios son un bálsamo para las finanzas estatales, golpeadas por el costo de la pandemia. El sector de hidrocarburos contribuye exponencialmente al presupuesto de regalías destinados a proyectos de mejoramiento en salud, educación, vivienda, servicios públicos, infraestructura, programas de sustitución de cultivos e incorporación de desplazados a la actividad económica formal.

 

Los incrementos de precios, a nivel global, de algunos bienes tradicionales agropecuarios, como el azúcar, consiguientemente la panela, el aceite de palma, las flores, entre otros, serán inyectados, contribuyendo al progreso socioeconómico, en mas de 21 departamentos y 700 municipios.

 

El ultimo renglón, que contribuirá significativamente a la economía, son las remesas que del exterior recibirán cientos de miles de familias. Se estima la cifra sobrepasó los US $ 8 billones el año pasado y podrían acercarse a los US $ 10 billones este año, cimentado por la alta demanda de empleos en las economías desarrolladas. Estos recursos favorecen el consumo de cientos de miles de hogares y apoyan efectivamente la reactivación economica. 

 

Faltando tan poco tiempo para definir quien regirá los destinos de la nación, la veintena de candidatos dedicados a posicionarse políticamente en consabida lucha por el poder, exigua importancia al desarrollo socioeconómico manifiestan en sus declaraciones sobre el prudente manejo debe concederse a esta bonanza económica colombiana. 

 

Colombia ostenta una inigualable e histórica oportunidad para mejorar índices de pobreza, inequidad, desigualdad y competitividad, si sabe aprovechar eficiente y eficazmente los recursos que percibirá en los próximos años. 

 

Los recursos que estos fenómenos generan al bienestar económico de la nación no pueden convertirse en semántica ideológica de despilfarro, negando la oportunidad de un dinámico, uniforme y ordenado crecimiento socio económico.  

 

La planificación de un estado prudente, austero y enfocado hacia el bienestar poblacional es, no solamente el reto, sino la prioridad para convertir la nación en verdadero polo de desarrollo continental.  

 

Señores candidatos, el electorado quisiera escuchar, ¿como pretenden administrar la bonanza venidera?

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