Irresponsable endeudamiento

 


“Quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores”, dice el viejo refrán. Parece que ni en la administración municipal caleña, ni en el Concejo de la ciudad, existiera el interés de conocer la historia y desarrollo fiscal de las últimas décadas.

 

Comenzando la década de los años noventa, un grupo académico, liderado por la naciente Universidad Icesi, diagnosticaron la crisis fiscal de la ciudad, finalizando la década. El documento académico recomendaba reducir los egresos por concepto de gastos de funcionamiento, realizar juiciosas actualizaciones prediales, generar cultura de pago en el contribuyente, recaudar las partidas de morosidad en cada uno de los rubros, permitir que las entidades descentralizadas tuvieran autonomía fiscal, ejercer estricto control de las participaciones de la nación y exigir a los entes de control cumplimiento de sus deberes como fiscalizadores del gasto público.

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2021/10/entes-de-control-es-el-momento-de-actuar.html

 

Los primeros alcaldes elegidos por mandato popular, lamentablemente gozaron de periodos muy cortos. De dos años y medio finalizaron en tres años al principio de siglo, hasta que en la primera década fueron extendidos a los cuatro años actuales.

 

Estos periodos tan cortos hicieron que las administraciones buscaran créditos externos para financiar sus planes de desarrollo y a la vez se utilizaba la figura de comprometer vigencias futuras. Hicieron caso omiso a las recomendaciones del estudio, siguieron por el equivocado camino del sobre endeudamiento y consecuentemente esto llevó a la crisis fiscal anunciada. Ante la imposibilidad de cumplir sus compromisos, finalizando la década de los años noventa, el municipio se vio obligada a someterse a un plan de reorganización fiscal o acuerdo de acreedores, articulado bajo la directriz del Departamento de Apoyo Fiscal del Ministerio de Hacienda – DAF.

 

Dicho Plan no permitió endeudamiento adicional y tanto la banca, el principal acreedor, y la DAF, vigilaron su cumplimiento. Adicionalmente, tal y como lo había presagiado el estudio, EMCALI, entidad que tampoco hizo eco a las recomendaciones fue sometida a forzosa intervención por la Superservicios, a raíz del endeudamiento, desgreño administrativo e irresponsables transferencias al municipio.

 

Hace cinco años se cumplió el plazo de veinte años establecido en el Acuerdo, el cual fue cumplido a cabalidad. Durante ese periodo, las obras de infraestructura tuvieron que ser financiadas a través de contribuciones por valorización, las cuales aun no se han recaudado en su totalidad, y después de trece años, tampoco se completan la mitad de las mega obras iniciales anunciadas.

 

Nuevamente, el alcalde Ospina, acolitado por la ceguera de los serviles concejales autorizaron hace dos años un empréstito por $ 600 mil millones. Este año, sin aun ejecutarse un 20% del anterior endeudamiento, la administración solicitó un nuevo cupo de endeudamiento cercano a los $ 200 mil millones. En la iniciativa presentada no se detalló el destino de los recursos y tan solo unos pocos concejales cuestionaron el proyecto de acuerdo.

 

Independientemente a la forma irresponsable en que el municipio ha abusado de los procesos de contratación interadministrativa, evadiendo licitaciones públicas, la ciudad nuevamente estaría ad portas de otro fracaso fiscal, la cual la llevaría a la total inoperancia de futuras administraciones.

 

La presente semana se conoció la espeluznante cifra de morosidad por concepto de multas de tránsito por $ 794,203 millones, es decir una cifra similar al endeudamiento solicitado por la administración.

 

La ciudad no necesita nuevo endeudamiento, lo que requiere es un manejo prudente, eficiente y transparente de sus gastos, cobrar la cartera y el actuar responsable de los elegidos por voto popular. 

 

La historia se repetirá.

 

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