La responsabilidad de aspirar a la alcaldía

 


En 1986 se introdujo constitucionalmente el mecanismo de la elección popular de alcaldes vigente a partir del año 1988. Antes de esa fecha los alcaldes eran designados por el gobernador de ternas que el sistema bipartidista de la época presentaba. El ultimo alcalde designado en la ciudad fue Henry Eder Caicedo, quien gobernó dos años de 1986 a 1988, en representación del partido liberal, siendo presidente Virgilio Barco. 

 

El primer alcalde elegido en Cali por voto popular fue Carlos Holmes Trujillo García, quien renunció antes de terminar su periodo, por el fallecimiento de su padre y posteriormente para ser constituyente de la Asamblea de 1991. Inicialmente el periodo era dos años, posteriormente se amplió a tres, y hoy el periodo es de cuatro años, sin elección consecutiva. 

 

Apolinar Salcedo fue el último alcalde inscrito con aval partidario. A partir de esa fecha los sucesivos aspirantes utilizaron el mecanismo de inscripción por firmas. Modalidad que permite anticipar la propaganda electoral, utilizando medios de comunicación masiva, visibilizando el aspirante antes de su inscripción, previo a los reglamentarios tres meses permitidos para una abierta intensidad mediática de campaña electoral.

 

Para las próximas elecciones, más de una veintena de aspirantes, están dedicados a la recolección de firmas. Algunos candidatos recorren la ciudad a pie, realizan numerosas reuniones, hacen presencia a través de redes sociales, sumado a exposicion visual de vallas publicitarias.

 

El ultimo aspirante por firmas es el emprendedor y comerciante, don Tulio Gómez. Sacudió la baraja en razón al reconocimiento de su nombre como exitoso dirigente de fútbol, accionista mayoritario del equipo profesional América de Cali. Para satisfacción de la popular hinchada llevó el equipo del indeseado lugar de segunda división a reincorporación a la primera división logrando triunfar como campeón del futbol colombiano.

 

A su éxito como dirigente deportivo se suma una meritoria trayectoria como ejemplo de vida y superación. Inició como vendedor informal en las galerías de la ciudad. Con esmero y trabajo digno creó una amplia red de supermercados, posteriormente vendida al grupo Éxito. Con dedicación y visión empresarial regresó a su actividad primaria conformando otra cadena de supermercados aprovechando el vacío que dejó la otrora “La 14”. 

 

Sin embargo, pasar de la actividad empresarial a la aspiración al primer cargo de la función pública como alcalde es de altísima responsabilidad. Algunos juristas consideran que existe una presunta inhabilidad. La autoridad electoral y el Consejo de Estado han mostrado ser implacables, declarando recientemente nulidad de la elección del presidente del Senado Roy Barreras y del contralor Carlos Hernán Rodríguez.

 

El electorado caleño ha sido rebelde. Esa insurrecta indocilidad se ha evidenciado en varios acontecimientos. La elección de la lista del movimiento cívico de José Pardo Llada al Concejo Municipal, obteniendo siete escaños, el movimiento liderado por el periodista Henry Holguín que logró elegir 5 concejales y posteriormente el electorado votó en contra del establecimiento partidista. La anarquía y sublevación electoral logró llevar a la alcaldía, al radio locutor John Maro Rodríguez, al concejal Apolinar Salcedo, al emprendedor Maurice Armitage, y en la última elección al repitente Ospina, que lamentablemente ha sido funesto para la ciudad. Gobiernos que debilitaron el desarrollo socio económico uniforme, dinámico y de madurez política de la ciudad.

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2022/10/cali-no-puede-cometer-otra-equivocacion.html

 

Es importante, y así la historia nos lo ha enseñado, no cometer errores de improvisación electoral. La mayoría de los aspirantes ostentan probada experiencia en la función pública. Han sido consejeros presidenciales, senadores, representantes a la cámara, ministros, concejales, diputados, secretarios de despacho y asesores externos, aportando inv

aluable conocimiento de la complejidad de la administración pública.

 

No obstante, don Tulio, está en su derecho de aspirar, ser elegido, y su reconocimiento ocupa un destacado lugar, debe reconsiderar su aspiración por bien de la ciudad.  La responsabilidad que el cargo conlleva, exponerse al escarnio público de una posible imputación de anulación de su candidatura, y en caso de triunfar, su destitución, sería una mancha indeleble en su intachable recorrido empresarial. 

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