Los cerros tutelares en llamas y una propuesta de proyecto de ciudad


En los últimos dos meses ardieron los cerros de la ciudad. En esta ocasión manos criminales fueron las causantes. Después de las quemas se empezaron a ver orquestadas y organizadas invasiones de los mismos. Fue quizás, la más devastadora destrucción ambiental que la ciudad haya presenciado. Desde Altos de Menga al norte pasando por el Cerro de la Bandera, llegando al corregimiento de La Buitrera en el sur, en cuestión de pocas semanas, lo que era una incipiente forestación se convirtió en desolación.

 

El Cuerpo de Bomberos, comunidad y autoridades fueron avasallados por la furia incendiaria. Frustradamente incapaces de controlar la planeada catástrofe. No es la primera, ni tampoco será la última vez, que esto ocurra. Fue demostrada la falta de control y miopía de la Dirección de Planeación Municipal, DAGMA, EMCALI, CVC y Parques Nacionales. 

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2018/09/incendios-forestales-arden-los-cerros.html

 

Desde el siglo pasado, las mencionadas instituciones, establecieron la inexplicable cota máxima de urbanismo a 1,250 mts.  Quizás la mas aterrizada razón consistió en la imposibilidad de bombeo de agua por encima de la cota mencionada, lo cual implicaba cuantiosa inversión en sistemas de bombeo y desarrollo de acueductos rurales. Igualmente se sumaba la dificultad de construir, en las pronunciadas pendientes, sistemas de alcantarillado y pluviales. Inconvenientes que pueden ser superados aplicando acertados proyectos de diseño e ingeniería acorde a la dificultad.

 

Lamentable, que en los Planes de Ordenamiento Territorial, tanto el primero del año 2000 y el segundo del 2014, no se hubiera modificado la cota, exigiendo establecer mecanismos que permitieran prevenir los eventuales riesgos de invasiones que la ciudad ha presenciado a lo largo de décadas. 

 

El caso puntual del barrio Terrón Colorado, lo barrios vecinos que se extienden sobre la carretera al mar, hasta el reten forestal del kilometro 8, no solo sobrepasan la aludida cota, sino que hoy cuentan con servicios públicos que a exorbitantes costos de inversión, precisamente por falta de planeación, tuvieron que ejecutarse. El fenómeno es replicable en la comuna 18, en Los Chorros y Alto Meléndez, posteriormente convertidas en asentamientos subnormales y finalmente incorporadas como vivienda. La densificación de las comunas 1, 18, 20, sumados los corregimientos de Golondrinas, Montebello y La Buitrera, son claro ejemplo de la realidad, que lamentablemente fomenta cordones de miseria e inseguridad.

 

No podemos quedarnos en lamentaciones de los hechos ocurridos. La ciudadanía debe exigir a las oficinas de planeación de todas las instituciones involucradas, incluida la inoperante Secretaría de Vivienda, convertida en ejecutora de proyectos totalmente ajenos a su función, no basar sus criterios planificadores en anteriores normas. Contrariamente deben estudiar juiciosa, integral y coordinadamente, soluciones que impidan devastadores incendios que son la antesala de invasiones y asentamientos subnormales. Con ello se evita el exorbitante costo de incorporación a redes de infraestructura, transporte, servicios públicos y legalización de predios que eso conlleva, infinitamente superiores, por falta de una adecuada, coordinada y previsible planeación.

 

¿Por qué no pensar en convertir los cerros en planificados y vigilados espacios recreativos, deportivos, de relajación, con infinidad de ciclorrutas, senderos peatonales y polideportivos como política fundamental medio ambiental de una ciudad que demanda parques? Estoy seguro que en vez de la inversión de la actual administración en el proyecto de Cristo Rey, la cual no es prioritaria, hubiera tenido un impacto de mayor trascendencia en proteger los cerros tutelares.  

 

¿Por qué no pensar en diseñar y construir el más grande parque de la ciudad, en estrecha colaboración entre estado, sector privado, académico y fundacional? 

 

El gran parque Fénix”, que al igual que el ave mitológica, se regenera de las cenizas que los incendios han dejado.




 

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