De inversiones forzosas y otras incongruencias

 


En la década de los sesenta se promovió el sistema de inversiones forzosas para promover el agro colombiano principalmente. De ellas, los colombianos nos convertimos en accionistas del Banco Ganadero (hoy BBVA), Paz del Rio, inversiones en cedulas hipotecarias del Banco Central Hipotecario y otras empresas del estado. Con el tiempo se evidenció que el sistema era ineficaz. Los bancos incrementaron sus tasas de interés, resultante en sobrecostos de producción, contracción de consumo y eventualmente repercutiendo en indicadores de espiral inflacionario.

 

El gobierno Petro, en otra de sus equivocadas posturas, intenta presentar el fallido esquema, bajo el apelativo de “reactivación económica”. Lo que su gobierno ha generado es pánico financiero. Los cuentahabientes del sistema financiero se aterrorizan conjeturando que estas inversiones eventualmente pueden afectar de  sus ahorros depositado en los bancos. 

 

Petro, con sus acostumbradas cortinas de humo, salió a culpar a Vicky Dávila de generar pánico, amenazándola de conducta penal, cuando quien lo hace es precisamente el gobierno, al presentar proyectos sin sustento de éxito alguno en el pasado, ni la debida concertación con el sistema financiero.

 

Con el fin de distraer el propósito, el equipo económico de gobierno presentó la propuesta de crear el conglomerado financiero Bicentenario agrupando las instituciones financieras estatales, de primer y segundo piso; Banagrario, Bancoldex, Previsora, Findeter, Finagro, Fondo Nacional de Garantías, entre otros. Al recibir la inversión forzosa del sistema financiero administrarían los recursos de de reactivación económica. Esta misma propuesta la presentó Duque en su gobierno, y por alguna razón no se concluyó.

 

El estado, es y seguirá siendo, un ineficiente y despilfarrador administrador de recursos. Los fracasos del Banco Central Hipotecario, Seguro Social, Telecom, Ferrocarriles Nacionales, ICT, Colpuertos y la nacionalización de la banca de la década de los ochenta son evidencias históricas del fracasado modelo de estatización. 

 

No puede confundirse la ideología de un estado controlador del sector productivo y financiero con la realidad de los descalabros evidenciados en los sistemas que pretendieron el modelo. Los países europeos de la antigua “cortina de hierro”, Indochina, la Unión de Repúblicas Soviéticas y China, ante el fracaso estatizado, amoldaron sus formatos en permitir el libre mercado. Incorporar el libre mercado, con regulación del estado, ha permitido desarrollo socio económico, social y laboral sostenible, alejándolo de niveles de pobreza absoluta al cual el modelo socialista los había llevado.

 

Venezuela es el más cercano y claro ejemplo del fracaso del modelo. Quizás por ello es que Petro defiende mantener la marioneta enquistada en el poder. Es el espejo que refleja el futuro colombiano si el congreso, traicionando a su electorado, al mejor estilo de Judas a cambio de treinta monedas de plata recibido del Sanedrín petrista, aprueba la tendencia socializante que pretende la arcaica ideología.  

 

La incongruencia de la postura de Petro frente a Venezuela es inquietante. Acaso la creación y fundamentación del grupo guerrillero, no fue precisamente, el supuesto fraude electoral denunciando las elecciones del 19 de abril de 1970, que dan el nombre Movimiento 19 de abril, M-19, y en su momento desconociendo el Frente Nacional.

 

¿Por qué ahora quiere defender, en su incongruencia, el fraude electoral de Maduro, de paso promoviendo un Frente Nacional?

 

¿Serán cortinas para encubrir los escándalos de corrupción y fracaso del estado que afloran diariamente? 

 

Ecopetrol, con preocupante descenso de utilidades; denuncias de presuntas irregularidades en Minminas; laberinto en expedición de pasaportes; los negocios del asesor español de Petro, Xavier Vendrell; la indebida utilización de vehículos adscritos a la UNP para transportar armamentos, narcóticos y bandidos; contratos irregulares con la Central Hidroeléctrica de Urra beneficiando amigos del gobierno; incautación de armamento en propiedades de personas condecoradas por el gobierno, entre muchos, son la interminable lista de delitos encubiertos por funcionarios judiciales de bolsillo del actual gobierno.

 

En los últimos meses de gobierno, ojalá se dedique a la gobernanza, dejando a un lado incongruentes manifestaciones, con su desfachatada postura corporal, golpeando con su lápiz el atril, intentando seducir la candidez e ignorancia de sus gobernados.


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