El futuro del transporte urbano particular


En los países escandinavos se viene gestando iniciativas que buscan solucionar la movilidad urbana basada en el concepto de integrar todos los medios disponibles a través de plataformas inteligentes tecnológicamente disponibles. La meta propuesta es llegar en diez años a la eliminación del vehículo particular, para uso diario, empleando vehículos compartidos.

De por si este sistema no se fundamenta en rutas de transporte previamente seleccionadas y autorizaciones para su implementación, sino en utilizaciones de plataformas tecnológicas. El usuario, previamente ha inscrito sus datos personales, seleccionado formas de pago y rutas requeridas. Se ha invertido el concepto convencional basado en la oferta disponible hacia la atención de la demanda del usuario.
En lugares donde se es más avanzado, no se trata de flotas de vehículos disponibles, sino la optimización del uso del vehículo particular compartido, vinculándose al sistema una oferta disponible ilimitada, aprovechando el uso, cada día más común, de teléfonos inteligentes y aplicaciones sencillas. Es la evolución del vehículo compartido donde amigos, vecinos o colegas, optimizan el uso de un vehículo entre varios, en vez de cada cual individualmente.
Las aplicaciones tecnológicas modernas permiten que un usuario que requiere transportarse del sector residencial hacia el sector industrial, comercial o céntrico de la ciudad “demandan” su necesidad y quienes tengan el mismo destino “ofertan” su disponibilidad haciendo mejor uso y optimizando el uso del vehículo particular.
En Colombia, y Cali no es excepción, el transporte urbano también ha venido evolucionando, no por utilización de sofisticadas aplicaciones tecnológicas sino por deficiencia de oferta de vehículos de servicio público, empleando nuestra inventiva  y malicia indígena.
Desafortunadamente la incorporación de vehículos de servicio público no correspondió a una rigurosa y aplicada norma sino al negocio que representaba la venta de “cupos” de quienes lograban su asignación y las grandes comercializadoras de vehículos. La proliferación y saturación de vehículos de servicio público obligó a la suspensión de nuevas asignaciones. Paralelamente la norma nacional de regulación de transporte público abolió los colectivos urbanos limitando la oferta a sistemas de transporte masivo y vehículos públicos individuales.
El incremento de  la demanda y la deficiencia estructural de la oferta hizo que aparecieran nuevas alternativas, llamadas “informales” o “piratas”, complementada por la oferta de motocicletas. Estas microempresas de transporte, curiosamente, como el ejemplo de naciones desarrolladas, emplean en su operación teléfonos inteligentes que permiten regular sus flotas y ofrecer un servicio ágil y rápido.
Las autoridades de tránsito y transporte no pueden seguir dando la espalda a esta situación. Se requiere su formalización e incorporación hacia la normatividad del transporte urbano.

El futuro del transporte urbano idealizado en países desarrollados ya es una realidad colombiana. 

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