¿Se repetirá la historia?
Los tiempos de zozobra, impotencia, tristeza
e incertidumbre que vivimos como nación vuelven a asomarse como fantasma del
pasado. Pensábamos había cesado esa horrible noche de sometimiento de todo un
país a los caprichos de unos pocos.
Hace veinticinco años, los poderosos carteles
de la droga, liderados por Pablo Escobar, embelesados por la inmensa fortuna
que dio su ilícito comercio, tuvieron la osadía en desafiar la
institucionalidad del gobierno. La estabilidad del país fue amenazada y
sucumbió ante pretensiones, exigencias y demandas descomunales.
Actos diabólicos de extorsión, escalada de
homicidios a la fuerza pública, secuestro de civiles, periodistas y
representantes de la sociedad, cegando las vidas de Marina Montoya y Diana
Turbay Quintero, entre muchos otros inocentes colombianos, aun retumban en un
laberinto oscuro que no quisiéramos
recordar.
Cesar Gaviria Trujillo ocupando la
Presidencia, que el terrorismo arrebató a Luis Carlos Galán, tuvo poca
posibilidad de maniobra. Siguió el mandato de conformar la Asamblea
Constituyente, que además de reformar la obsoleta Constitución de 1886, otorgó
el beneplácito de abolir la extradición, suavizando el sometimiento a la
justicia de grupos ilegales, beneficiando las pretensiones terroristas sin
acudir a la figura del estado en guerra.
Hoy, Santos, afanado en concluir
negociaciones con las FARC, bajo el pretexto de paz de una guerra no declarada,
propone una reforma constitucional, no a través de una constituyente, sino un
plebiscito, otorgando beneficios y amnistías, guardando similitud con el
proceso de Gaviria.
Debemos acudir a la memoria de los
constituyentes, quienes aun hacen parte de la vida nacional. Escuchemos a los
senadores Antonio Navarro y Horacio Serpa, a los destacados juristas Carlos
Lleras de la Fuente y Jaime Castro, funcionarios activos como Juan Gómez
Martínez, Carlos Holmes Trujillo García, Eduardo Verano de la Rosa, Angelino
Garzón, Guillermo Perry y Fernando Carrillo, entre otros y conocer cuál es la
diferencia entre un estado alzado en armas protegiendo la institucionalidad
contra la delincuencia y el actual momento trazado por el Presidente Santos.
Su responsabilidad con Colombia es aportar
conocimiento y experiencia para conocer, objetiva y retroactivamente, los
riesgos que asumimos con el plebiscito que podría reformar sustancialmente la
constitución, sin el proceso deliberativo que se permitió en aquella ocasión.
Coincidencialmente, los funcionarios
protagónicos del gobierno de Gaviria, en la Asamblea Constituyente, Humberto de
La Calle y Rafael Pardo, han sido investidos como máximos representantes del
actual gobierno en la etapa de negociación y post conflicto. Alejados del poder
y aura del nominador, esperamos de ellos su concurso transparente, justo y
cristalino en beneficio de la mayoría poblacional que anhela un mejor futuro
para el país.
Mal haríamos someter estèrilmente la
población y las fuerzas armadas, que cumplen con un deber constitucional, entregar
nuestra soberanía como nación republicana y democrática caprichosamente. Sí no
existe guerra no podemos hablar de paz sino de convivencia pacífica.
¡Oh, mar de Coveñas, ilumínanos y seas nuestro testigo
en esta etapa histórica.
Dr Ulloa entonces seguimos matandonos o matando a los que mandamos a una guerra que no es de ellos? 600.000 soldados con casi el 10% del PIB no fueron capaces de someter a 8.000 guerrilleros; aumentamos al doble para ver si así? o negociamos con una banda que no pudimos vencer?
ResponderEliminarLa pregunta siempre será la misma. ¿Fue incapacidad de las fuerzas del orden constitucionales o falta de liderazgo del gobierno en la toma de decisiones frente al narcotrafico, en su momento,y en la historia enfrentar los grupos alzados, amparados en ideologías de total anarquía? El desgobierno fue aprovechado para crear monstruos de mil cabezas, terrorismo, narcotrafico, bandas criminales, agencias de cobro, extorsión, etc. No es oposición al proceso de paz sino al desenlace de una reforma constitucional para favorecer unos pocos.
EliminarLa pregunta siempre será la misma. ¿Fue incapacidad de las fuerzas del orden constitucionales o falta de liderazgo del gobierno en la toma de decisiones frente al narcotrafico, en su momento,y en la historia enfrentar los grupos alzados, amparados en ideologías de total anarquía? El desgobierno fue aprovechado para crear monstruos de mil cabezas, terrorismo, narcotrafico, bandas criminales, agencias de cobro, extorsión, etc. No es oposición al proceso de paz sino al desenlace de una reforma constitucional para favorecer unos pocos.
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