ORA PRO NOBIS Polemicas declaraciones de Monseñor Monsalve
Las opiniones, expresiones y posturas,
independientemente del espectro ideológico donde se ubiquen, son bien recibidas
en una democracia participativa. Lo condenable, reprochable y lamentable es
abusar de la posición de poder conferida
que ostenta la persona.
El Arzobispo de Cali, Darío de Jesús Monsalve
Mejía, goza de una amplia trayectoria como pastor de la iglesia Católica,
estructurada formación teológica y probada experiencia en dirigir las
comunidades de feligreses en su natal diócesis de Jericó, Cartago, Medellín,
Cali y son la consagración de una imponderable vocación de servicio.
Sin embargo, escudándose en la dignidad
concedida por la Santa Sede como Arzobispo de la Arquidiócesis de Cali,
concedió recientemente entrevista en la cual manifiesta infundada y
temerariamente, con clara participación política, su posición frente al
plebiscito que votara Colombia próximamente. Olvido, momentáneamente, que la
misión fundamental eclesiástica es la unión, el equilibrio, luchar por la igualdad,
justicia, caridad y amor.
Contrariamente y contraviniendo lo acordado
en la Asamblea de Obispos, del pasado mes de Julio, de la Conferencia Episcopal
de Colombia, que tácitamente convoca a la participación de manera responsable,
con un voto informado y a conciencia, se refiere en la aludida entrevista, en
forma equivocada en calificar como “deshonestos” a quienes voten por el NO.
En la entrevista aludida, se olvidó de su
dignidad como regente pastoral de una de las ciudades más complejas y violentas
de América Latina, vislumbrando su simpatía ideológica hacia los grupos alzados
en armas, arremetiendo, causando estupor e indignación contra su propia
comunidad, refiriéndose con el equivocado calificativo injustificado de
deshonestidad. De su actuar político, y participación abierta en política, se
encargarán los órganos competentes en calificar y juzgar su intervención.
No obstante, la formación inculcada por
principios y valores de millones de católicos, algunos simplemente creyentes, otros
practicantes, rechazan y deploran el ofensivo cuestionamiento político de
quienes no coinciden con el juzgamiento desacertado del prelado.
Quebranta la misión eclesiástica de Su
Santidad Francisco, quien en su exhortación apostólica plasmada y escrita en el
Evangelii
gaudium (alegría del Evangelio)
dice textualmente; "Ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la
interpretación de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los
problemas contemporáneos".
Su labor arzobispal debe continuar dirigiendo
el complejo arquidiocesal caleño, el exitoso observatorio de realidades
sociales, luchar por la acentuada desbandada de feligreses hacia otros cultos y
no la participación activa política.
Sí considera su misión no es eclesiástica
sino política, independientemente de su postura ideológica, debería formar
parte de quienes luchan, a través del proceso democrático electoral ser elegido
a cuerpos legislativos y no abusar de su dignidad eclesiástica.
La colectividad necesita quien ore por nosotros,
no quien nos divida.
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