Plebiscito es profunda reforma estructural de la Constitución
Después de 52 años de sublevación y cuatro
años de negociación el gobierno nacional suscribió con representantes de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP), un
acuerdo final, plasmado en extenso documento, fundamentado en seis puntos esenciales;
Reforma
Agraria (Reforma Rural Integrada), Participación Política, Fin del Conflicto,
Drogas Ilícitas, Victimas y Jurisdicción Especial para la Paz.
Aunque la mayoría de clausulas son
repetitivas, enfatizan acompañamiento, direccionamiento y obligaciones hacia la
población marginada, en derechos sociales elementales de salud, educación,
vivienda, seguridad social y protección consagrados constitucionalmente.
El suscrito documento, con ideología de
participación comunitaria propias del socialismo del siglo XXI, otorga, a las
comunidades implicadas activamente en el conflicto y poblaciones ubicadas en
territorios controlados, por los grupos insurgentes, concesiones,
prerrogativas, subsidios, entrega de tierras, bienes, servicios y reparación a
víctimas, bajo pretexto de una paz duradera y estable, con cargo al
desfinanciado y deficitario erario, sin que las FARC-EP aporten recurso alguno.
Los puntos acordados en la larga y ambiciosa
lista de deseos son de obligatorio cumplimiento. La inobservancia y violación
del mandato constitucional, que entregaremos en las urnas bajo la figura del
plebiscito, daría por terminado el Acuerdo, generando constitucionalmente alternativas
para el ingreso y participación en los poderes ejecutivo, legislativo y
judicial.
Las reformas constitucionales más notorias,
sin lugar a dudas, son la participación política de las FARC-EP y las
concesiones otorgadas en la Jurisdicción Especial para la Paz.
La creación del nuevo partido político de las
FARC-EP, su estructuración, divulgación (incluida adjudicación de radio
comunitaria y canal institucional de televisión), garantías, protección a sus
integrantes y financiación electoral, se harán con recursos de los
contribuyentes. Mientras se fortalece dicho partido, el Acuerdo garantiza diez
curules, cinco en el Senado y cinco en la Cámara de Representantes, a partir
del 2018.
Además de la impunidad por delitos de lesa
humanidad y narcotráfico, los cuales se han asimilado en el Acuerdo como
políticos y conexos, se crea todo un nuevo aparato y estructura en materia de
justicia garantizando posibles indultos, amnistías e incorporación integral a
la sociedad civil.
Colombia ha sido un país en conflicto. Desde
mayo de 1860, hace ciento cincuenta años, con el primer enfrentamiento armado
entre conservadores y liberales, llevamos larga historia y prontuario de
conflicto, enfrentamiento, guerra civil, algunas declaradas, otras no.
Absurdo pensar no anhelamos una paz estable y
duradera y preferimos mantener el conflicto armado. El plebiscito anunciado y
la pregunta expuesta como participación ciudadana a la refrendación de los
Acuerdos de Paz no corresponde a la verdadera intención pacifista creada y
generada en el imaginario y pensamiento colectivo de “Paz y Guerra”.
Votar por el SI o por el NO, es votar a
conciencia por el cambio estructural y profundo de una reforma constitucional,
sin discusión dinámica democrática alguna, sin apropiaciones presupuestales, basada,
fundamentada y disimulada en sufragar por una paz estable y duradera.
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