Humildad, Soberbia y Poder


Después de una agotadora temporada recorriendo las más escarpadas cumbres en los circuitos ciclísticos de Francia y España, Nairo Quintana, registró el mejor año de su carrera deportiva.
En la prestigiosa y ambiciosa justa francesa del Tour de France alcanzó un merecido y luchado tercer lugar, a pocos segundos de ventaja del australiano Yates. Semanas después logró la hazaña de conquistar  y coronarse, después del triunfo del Lucho Herrera, veintinueve años atrás, campeón de la Vuelta a España. Venció en combatida competencia al keniano, en representación de Gran Bretaña, Chris Froome, considerado el mejor ciclista de la actualidad.
Su sencilla y radiante sonrisa en los podios llenó Latinoamérica, Colombia y su natal región campesina de Boyacá, otrora escenario de la lucha independista bolivariana de España, de orgullo patrio nacional y gozo compartido por millones de seguidores.
Pocos días después, con la humildad y sencillez que lo identifica, alejado de consabidas celebraciones y cubrimiento mediático, tomo la decisión de viajar a Colombia, para celebrar su triunfo discretamente con los suyos, mostrando la virtud, principios y valores inculcados por sus progenitores con profundo amor al más preciado bien, la familia.
Compró, de su propio peculio, tres tiquetes aéreos en la ruta Madrid-Bogotá, en clase turista, sin aspavientos ni pretensión de indiscutible líder deportivo mundial. Tan solo cuando abordaron, la aerolínea, en justo reconocimiento, otorgó beneficio de mejorarlos a clase ejecutiva. Aterrizó en Bogotá, como cualquier otro pasajero, recibido en improvisada calle de honor, por los afortunados empleados de la aerolínea y el terminal aéreo, atestiguando la más autentica lección de humildad, la reina de todas las virtudes.
Este bello ejemplo de nobleza, bondad y modestia, contrastó con la actitud triunfalista, envenenada soberbia, presunción y petulancia del líder guerrillero, Rodrigo Londoño Echeverri, camuflado bajo los alias de Timoleon Jiménez o Timonchenko. Llegó en avión privado, posteriormente transportado en helicóptero a los llanos del Yarì, en compañía de los integrantes del secretariado de las FARC-EP, para celebrar la Decima y última conferencia, antes de la dejación de armas, del grupo terrorista. 
La insaciable sed mediática aportará 300 medios de comunicación nacionales e internacionales para cubrir la refrendación, por parte de las FARC-EP, a los acuerdos de paz firmados por el gobierno y el grupo armado, concluyendo que como aún nada está acordado, es insubstancial e inocuo el plebiscito fijado para el 2 de Octubre.
La soberbia del grupo alzado, enceguecido por el efímero poder conquistado en la mesa de diálogos de paz de la Habana, en cabeza y representación del cardiólogo Londoño, se pondrá a prueba en estos días, en la capacidad de ofrecer disculpas por equivocaciones cometidas en el medio siglo de conflicto, reparación a sus víctimas y construcción de paz hacia una equilibrada y democrática Colombia.
“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero sí quieres probar el carácter de un hombre, dadle poder” Abraham Lincoln

Comentarios

  1. Dr. Guillermo, son dos personajes muy difíciles de comparar por los campos que ellos representan. Para un pasajero sería un honor compartir silla en clase de turista con Nairo Quintana o cualquier deportista de Colombia. Ese mismo pasajero se llenaría de terror al compartir silla con Timochenko e incluso con Alvaro Uribe, Juan Manuel Santos o Roy Barreras. No creo sea un acto de prepotencia que la cúpula de las Farc se movilice en avioneta privada, sino más bien un acto de generosidad con el pueblo porque no se olvide que en Colombia la extrema derecha está en capacidad de derribar aviones, gobiernos y personas. Att Edgar Buitrago.

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  2. Por alguna razón cibernetica que escapa a mi entendimiento, saltó hoy a mi muro la columna de Guillermo Ulloa sobre Humildad, Soberbio y Poder, leída en septiembre pasado. Esta vez tuve la sorpresa de encontrar el comentario de Edgar Buitrago, el cual reflejó exactamente mi pensamiento frente al tema. Pasada ya la euforia y la tristeza por el "plebiscito" y viviendo los aspavientos que un baile de fin de año causó en una pequeña parte de los colombianos, creo que las palabras de Edgar, siguen siendo vigentes. La extrema derecha en Colombia está en capacidad de derribar aviones, gobiernos y personas.

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