PTAR desangra a EMCALI
La inversión más importante de
descontaminación del 80% de aguas residuales de la ciudad de Cali y trascendental
proyecto medio ambiental, reduciendo descargas contaminantes al Rio Cauca, se
convirtió en el calvario y galimatías de EMCALI.
En 1989 se inició el proceso de diseño, y
ocho años después en 1997, comenzó su construcción, a cargo de un consorcio
liderado por Norberth Odebrecht de Brasil, (más conocido por los escándalos
de corrupción en América latina que su capacidad constructiva) a un costo
inicial de $ 83 mil millones de pesos (US $1 = Col$ 1005). La financiación de
la obra fue dispuesta por las entidades crediticias Overseas Economic
Cooperation Fund (Oecf), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y
Banco Japonés de Cooperación Internacional (JBIC) con aval de la nación.
Las inadecuadas prácticas administrativas,
desgreño corporativo e incapacidad de gestionar ante las esferas nacionales,
contribución y aporte presupuestal del gobierno central, en el ambicioso y
necesario proyecto de descontaminación, entre otras condiciones, llevaron la
empresa a incumplir sus obligaciones financieras. Esta inviabilidad empresarial
obligó a la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD) tomar
posesión como agente interventor en el año 2000.
Trece años después en 2013 la SSPD devolvió
al municipio la entidad, en similares condiciones que en su momento de
intervención, un paliativo analgésico para los problemas estructurales de la
empresa.
Si bien las obligaciones financieras con el
sector financiero y proveedores, incluyendo la compra de energía, se
regularizaron, la deuda sobresaliente del pasivo de la construcción de la PTAR
se multiplicó catorce (14) veces. Los $83 mil millones iniciales se
convirtieron en $1,119 (Mil ciento diecinueve) mil millones adicionados con
intereses elevando la cifra a pagar al año 2025 para un total de $1,814 (Mil
ochocientos catorce) mil millones, veintidós (22) veces su costo.
Lamentablemente la última renegociación de la
deuda, en 2016, bajó la amortización a capital, valores que la nación
reinvertiría en los próximos tres años (2016-2019), de $ 447 mil millones a $
182 mil millones, cancelando por intereses $375 mil millones en vez de $ 307
mil millones.
El desfase de inversión pone en peligro el
funcionamiento y utilidad de la PTAR quedando a punto de colapsar. La obsolescencia,
desvalijada de equipos, desidia y deterioro por falta de mantenimiento permite operar
a un 20% de su capacidad. No existe tratamiento de biosolidos, ni
comercialización de los mismos. La generación de biogás, desde hace dos años,
es inexistente. La inversión requerida para revisión, reparación y optimización
es de $ 83 mil millones, el mismo valor de inversión inicial.
Las diferentes administraciones, alcaldes,
concejos municipales, bancada parlamentaria (aunque dos actuales senadores
tuvieron vínculos directos con la empresa) y la dirigencia empresarial han dado
la espalda al mayor patrimonio de la población caleña.
La única entidad, que a través de los años,
ha defendido el patrimonio de EMCALI, sus empleados, actuales y pensionados,
develando y expresando inconformidad con la incompetencia administrativa,
practicas de favorecimiento a contratistas externos y satisfacción de apetitos
burocráticos, es SINTRAEMCALI. Lamentablemente
su preocupación, expresada con profundo conocimiento y valor cívico, ha sido recibida
por la sordera mediática, el gobierno nacional e “importanculismo” típico de
la naturaleza caleña y vallecaucana.
El gota a gota que desangra a EMCALI es un
llamado a un vehemente pronunciamiento ciudadano.
Valiente y admirable su actitud dr. Ulloa! Salvemos a Emcali!
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