El año de "El Niño"

De nosotros depende dejar un legado a futuras generaciones, convocando unión de esfuerzos como nación y ciudadanía. 
A los campesinos peruanos se les atribuye haber bautizado el fenómeno con el nombre de “El Niño”, en razón a los cambios bruscos anticipados de época seca y altas temperaturas en el mes de diciembre, la natividad del niño Jesús.
Indudablemente ya estamos experimentando los cambios.
Las primeras semanas de diciembre han sido inusualmente calurosas. Igual y totalmente atípico, la primera quincena fue de escasa lluvia, cuando usualmente percibimos los copiosos últimos aguaceros del año, que consolidan la última etapa de maduración de cultivos que serán cosechados en enero. Por las exiguas lluvias, los separadores viales, antejardines y pastos presentan inusuales signos de sequedad. 
La comunidad científica mundial muestra profunda preocupación por el cambio climático que se avizora el próximo año. 
El calentamiento global, no solo se apreciará en los países latinoamericanos que perciben a “El Niño”, sino que en esta ocasión el fenómeno se moverá hacia todas las latitudes.
En reciente labor periodística e investigativa de Nicholas Casey, corresponsal del New York Times para la región andina, concluye que desde 1982, el ultimo año hostil del fenómeno del niño, uno de los sitios de mayor fragilidad será la Isla de Galápagos. Desde que Charles Darwin lo considero el santuario de la evolución de especies, los mas prestigiosos científicos observan con asombro la coexistencia de pingüinos y leones marinos, nativos de climas árticos con los tropicales corales, manifestando sigilosa preocupación por los efectos que traerá el fenómeno. 
Los cambios en las temperaturas de las tres corrientes que confluyen ahí, la antártica Humboldt, la de Panamá y la de Cromwell posiblemente cambiaran las cadenas alimenticias vulnerando y exponiendo las especies a una vertiginosa evolución con peligros de extinción de algunas especies. 
Los cambios evolutivos alertan que la humanidad está devastando el planeta sin misericordia. 
Nuestro bello país, con su multiplicidad de climas, biodiversidad, riqueza ambiental, cercanía a las corrientes marítimas de ambos océanos que bañan sus costas, no se escapará del calentamiento, cambio climático y consecuencias similares a las previstas en Galápagos, impactando nuestro entorno medio ambiental andino tropical.
Desde el Ministerio del Medio Ambiente esperamos una directriz, una articulación, un solo objetivo para retar el desafío climático.
Será su responsabilidad unir y modular esfuerzos de todos los actores, académicos, institucionales, públicos, privados, nacionales, departamentales y municipales, en torno a hacer frente al fenómeno.
Es prioritario la prevención de incendios forestales, eficiente manejo del disminuido recurso hídrico, para riego y consumo humano, innovación en genética molecular de plantas, avanzados procesos de reciclaje, reducción en el uso de energías fósiles, incentivos hacia generación de energías limpias, reforestación de cuencas y programas de ahorro energético y de agua.
De nosotros depende dejar un legado a futuras generaciones, convocando unión de esfuerzos como nación y ciudadanía. 

PD: A todos y cada uno de mis lectores les deseo Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo.

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