Que país de mierda


Celebre frase de Gabriel García Márquez que encontramos en las primera paginas del “Otoño del Patriarca”, cuando descriptivamente nos introduce al ocaso visionario de un imaginario país caribeño. Pero esta frase, acuñada posteriormente por el mismo Nobel, cuando se le preguntó por Colombia, antes de partir a su exilio voluntario en México, cae como anillo al dedo en retratar nuestra realidad actual.

Décadas de una guerra civil no declarada entre hermanos que fracturó los principios y valores de la sociedad. 

Un odio visceral ideológico que aun perdura e impide convivencia fraternal.

Declaraciones incendiarias e irresponsables contra el aparato productivo, el que genera riqueza, bienestar y tributo, cuando ese populismo socializante depredador, llevó al fracaso a Venezuela. Modelo que cercenó, sepultando la creatividad y esfuerzo individual, creando el desplazamiento de personas, comparable con el éxodo sirio, dejando en miseria al que fuera el país mas prospero de Latinoamérica.

Un maremágnum del aparato judicial y jurídico, agobiado en total anarquía jurisprudencial, donde la conciencia y sabiduría se perdieron en el laberinto del banal protagonismo de cientos de altos magistrados en un sinfín de tribunales, dictaminando interpretaciones incongruentes e incompatibles.

Una fiscalía despojada de autoridad atravesada por la Hidra de Lerna disfrazada como Jurisdicción Transicional. Tribunal donde las victimas se convierten en victimarios. Corte donde las atrocidades cometidas y el trafico ilegal son entendidas como actividades justificadas propias de combate y deben gozar de total absolución. 

Valerosos guardianes encargados de preservar el orden perseguidos inclementemente por cumplir su deber constitucional.

Un resucitado, fortalecido y amenazante narcotráfico, protegido por algunas disidencias de alzados en armas, privilegiado por incautos seguidores del facilismo mercantil, embrujados por el dinero fácil y el poder alucinante de asesinos seriales, desestabilizando la institucionalidad social, económica y judicial nacional.

Representantes del electorado popular dentro del poder legislativo, gritando a los cuatro vientos plataformas de transparencia, siendo ellos mismos los que no ven la viga en sus propios ojos de la corrupción galopante de integrantes de sus populistas partidarios. Y otros descaradamente fustigando e imponiendo censura a los héroes de la patria.

El primer mandatario enfrentado a la complejidad de una patria sumida en practicas vergonzosas, infestado por el cinismo desafiante de los “Santrich”, mas parecidos a Belcebú, “señor del abismo”, donde caeremos todos, por culpa del poder depredador del interés particular, personal y privado, por encima del bien común de una nación.

“Libertad y Orden”, principio rector de luchar por las buenas costumbres, con afección crónica.

La pregunta sigue siendo igual ¿Quién y donde esta el enemigo? 

“Que país de mierda” diría Gabo.

Comentarios

  1. También se puede decir: declaraciones incendiarias contra el poder judicial y protagonismo del "presidente eterno"; que lo que en realidad fortalece el tráfico de coca es la prohibición; que la justicia transicional fue una salida ante la imposibilidad de la victoria de las fuerzas armadas y que cada vez más colombianos creemos en que no caeremos en ese abismo que anuncia el Centro Democrático.

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