“A la economía le va bien, al país le va mal”

Con gran síntesis, en la década de los ochenta, Fabio Echeverri Correa, entonces Presidente del gremio industrial ANDI,  pronunció la inolvidable frase. Con ella esbozó toda una época. El país crecía a envidiable tasa del 4% anual, inflación controlada, sano manejo fiscal, positivas iniciativas de reconversión industrial, entre otros,  pero a su vez contrastaba con altos índices de inseguridad, violencia y conflicto de grupos alzados en armas incontrolable, con presencia de las FARC en el sector rural y el M-19 en las zonas urbanas.  

Parece que la crónica enfermedad presagiada por Echeverri aun recorre los senderos recientes de la nación. El DANE reveló su pronostico de crecimiento de la economía en 3.3%, indicador que supera el 2.6% del mismo periodo del año pasado, consolidándose como la mas estable del contexto latinoamericano. Las utilidades del Banco de la Republica reportan una cifra de $ 5,09 billones registrando un incremente del 468%. Ecopetrol reportó una utilidad acumulada a Septiembre de $9,24 billones, muy por encima del registro del año anterior. Los hidrocarburos también alcanzan producciones record en petróleo y gas, con crecimientos anualizados cercanos al 10%. Los indicadores de la bolsa de valores son positivos, recuperando niveles de crecimiento.

No obstante, lo comentado anteriormente, los índices de insatisfacción y desaprobación del Presidente Duque llegan a niveles alarmantes. Existe gran preocupación por la declaratoria de retornar al conflicto armado liderado por disidentes de los antiguos grupos alzados en armas. La moción de censura del congreso a los integrantes del equipo ministerial del gobierno, mas que un análisis objetivo, es el rechazo y practica extorsiva de los congresistas acostumbrados a viejas practicas de satisfacción de apetitos burocráticos y partidas presupuestales de “mermelada”, con las cuales mantienen aceitadas sus corruptas maquinarias electorales.

Los recientes acontecimientos continentales en Ecuador y Chile son aprovechados sin fundamento por los acólitos del foro de Sao Paulo y Puebla, para reclamar insólitos compromisos inexistentes. Los promotores del paro del 21 de Noviembre aprovechan la ingenuidad de despistados estudiantes, instigando actos delincuenciales, sanguinarios y destructivos de bienes públicos que en nada contribuyen a solucionar una problemática inexistente. 

Es absurdo que siembren cizaña, buscando desestabilizar un gobierno elegido democráticamente, enviando a la descarriada y desorientada juventud, como borregos al matadero, arriesgando sus vidas, mientras jactan sus discursos incendiarios desde la seguridad de sus blindados lugares. 

Son culpables de la desinformación los millones de mal intencionados usuarios de las redes sociales que viralizan mensajes de falsas noticias, falacias y arengas revoltosas, sin medir la consecuencias que ello conlleva. 

Absurdo que figuras de la cultura nacional aprovechen sus millones de seguidores cursando desatinados recomendaciones cuando deben construir con el mismo ahínco que lo hacen con su talento, armonía, paz y convivencia.

Rechazo las declaraciones de la recién proclamada reina del concurso nacional de belleza, y muchos compatriotas, en opinar e invitar a la discordia del país que nos brinda vida y bienestar.

El devenir del paro convocado no puede convertirse en lunar de violencia enlutando nuestra historia.  

Parafraseando a Echeverri concluyo que así las cosas “Al país le va mal”

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