El Alzheimer de las FARC
“Es la enfermedad mas común de demencia. Atrofia la memoria inmediata y otras capacidades mentales. Se manifiesta con dificultades para recordar nombres o acontecimientos.”
Parece ser la forma mas apropiada de describir lo que recientemente han declarado algunos miembros del movimiento revolucionario político militar que por mas de cincuenta años desarrollaron los mas violentos actos de barbarie en Colombia.
Álvaro Gómez Hurtado fue una mente brillante. Considerado uno de las personas mas influyentes del siglo XX, político, periodista, catedrático y humanista. Su preocupación analítica por el devenir del país marcó una deslumbrante trayectoria expresado en cientos de obras, ensayos y artículos de opinión.
Como Senador, fue de las primeras voces denunciando la existencia del grupo revolucionario, llamándolos “Republicas Independientes”, a semejanza de grupos de la guerra civil española. Fue critico con el lamentablemente desarrollo y fortalecimiento de todos los grupos alzados en armas que por décadas intentaron desestabilizar los cimientos de la democracia nacional.
Fue secuestrado y posteriormente liberado por el M-19 en 1988. De su cautiverio dejó un legado de intercambio de cartas filosóficas, cruzadas con su captor Carlos Pizarro Leongómez, máximo comandante de ese grupo guerrillero. En ellas se leen, no solamente su postura ideológica, sino la búsqueda de solución pacifica al conflicto, la cual impulsó y logró unos años después. Su magistral libro Soy Libre recoge, en parte, su pensamiento, espléndidamente expresado, en sus interminables días de cautiverio.
Los acuerdos de paz impulsados por Álvaro Gómez con el M-19, se cristalizaron el 8 de marzo de 1990 en Santo Domingo, Cauca, incorporando a sus integrantes a la actividad política nacional, actores fundamentales en la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente y la redacción del articulado de la reforma de la Constitución de 1991.
Como periodista, Gómez Hurtado, denunció las grabaciones que implicaron al candidato y posteriormente presidente, Ernesto Samper Pizano, con la infiltración de dineros del cartel de Cali en su campaña presidencial, escandalo que desencadeno en el proceso 8000, expediente confirmatorio de la información periodística, con evidencias testimoniales y documentales.
El 2 de Noviembre de 1995, saliendo de dictar clase en la Universidad Sergio Arboleda, de la cual fue fundador, fue acribillado por sicarios. El execrable crimen fue declarado por la Fiscalía General, 22 años después, de lesa humanidad, tratándose de un posible crimen de estado.
La familia ha sido vigilante del lento proceder de la justicia, buscando autores intelectuales y materiales del vil asesinato, en aras de garantizar y honrar el buen nombre de Gómez Hurtado, para bien de su familia, simpatizantes y todo el pueblo colombiano.
Este mes de Octubre (2020), veinticinco años después del asesinato, el proceso, nuevamente se transforma. Recibe la JEP, organismo de justicia transicional, reconocida por los Acuerdos de la Habana, del cuestionado proceso de paz con las FARC, un documento firmado por antiguos integrantes del movimiento guerrillero, adjudicándose el asesinato.
El proceder es irracional, ilógico, insensato y demencial, a menos que la estrategia jurídica sea cambiar la declaratoria de lesa humanidad, a crimen condonable por la justicia transicional, desviando y encubriendo los verdaderos autores intelectuales del terrible holocausto causado por la muerte de Gómez Hurtado.
Es absurdo, delirante y burlesco, desde todo punto de vista, imaginar, que tan solo ahora y después de veinticinco años, las FARC se hayan acordado de haber cometido el inolvidable y uno de los mas sonados crímenes de la historia nacional. Es otro trompo en la uña para la Comisión de la Verdad.
¿O será que la demencia senil del Alzheimer también afecta la memoria de las FARC?
https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2018/04/un-acuerdo-espurio.html
https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2019/09/burla-indignacion-e-injusticia.html
Así es, ese cuento no lo cree nadie, es absurdo que después de tanto tiempo se acuerden de ese crimen, lo más probable es porque les conviene tapar a sus camaradas Samper, Serpa y a Teodora, nos creen bobos a los Colombianos
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