2022 será el año mas importante de la historia democrática colombiana

 


La nación enfrenta el mas difícil momento de su historia reciente. Las fuerzas desestabilizadoras detrás de las protestas cumplieron su misión. Desequilibraron, no solamente el desarrollo socio económico, sino enfrentaron la población y se fracturó la seguridad democrática e institucionalidad del país.

 

Las cortinas de humo de rechazo a políticas de gobierno se esfumaron trasformadas en actos de total anarquía, vandalismo, terrorismo y violencia sin precedentes. Ciudades destrozadas, bloqueos permanentes devastando la seguridad alimentaria con efectos nocivos a la economía, principio de autoridad impugnado por vías de hecho, desborde de índices de contagio y muertes de la peor pandemia del siglo, son apenas algunos resultados que dejan el cruento mes de mayo.

 

Los responsables de la barbarie, autonombrado comité de paro, deben ser juzgados por traición a la patria. Su infundada postura, inexistente representación escudada en lucha sindical y sin autoridad alguna sobre los mal llamados frente de resistencia terrorista, son los únicos autores visibles.

 

A ellos, al igual que a la desobediencia civil y de autoridades municipales debe caer el peso de la ley. No puede el estado social de derecho existir en entredicho mientras los responsables de la hecatombe queden en impunidad.

 

La nobleza en el actuar prudente del gobierno, intentando concertar puntos de convergencia en mesas de dialogo, convertidas en torres de babel, diezmó la potestad de autoridad y quebrantó la esencia del gobierno ampliamente elegido democráticamente.

 

Los cantos de sirena esbozados por bisoños protestantes implorando equilibrio social, libertad y oportunidades, terminaron contradictoriamente destruyendo el aparato productivo, sustento del uniforme y sostenible desarrollo socio económico.

 

La pobreza no se combate con miseria uniforme, como ha sucedido en Cuba, Venezuela y Nicaragua. 

 

Ella se refuta con libertades de libre mercado. Se brindan oportunidades y estabilidad, a quienes con su trabajo, emprendimiento y voluntad de servicio luchan por construir un promisorio futuro, aportando el correspondiente tributo mediante el cual se cierra la brecha. 

 

El trabajo debe ser premiado y la ociosidad castigada.

 

Las fronteras con Cuba, Venezuela y Nicaragua están abiertas para quienes consideran es el modelo socio económico apropiado. Lamentaríamos su partida. Pero quienes queremos trabajar merecemos un país donde se respete la autoridad y ofrezca oportunidades de libertades democráticas.

 

El próximo año y en las urnas, no en las calles, votaremos democráticamente por el país que queremos, no el que un puñado de aburguesados integrantes del comité del paro, sus vandálicos secuaces y autores intelectuales nos quieren imponer a la fuerza de una ignorante e inexistente autonombrada resistencia.

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2020/08/se-despierta-el-leon-dormido.html

 

Es allá donde queremos llegar. El 2022 será el año mas importante de la historia democrática colombiana.  

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