¿Qué se debe hacer con la bonanza petrolera?

 

La mas reciente cotización del barril de petróleo ha llegado a US $ 120, precio que no se registraba desde hace décadas. El especulativo precio es atribuible al conflicto ruso-ucraniano, donde la primera es grande productor y la segunda grande transportador, tanto de crudo como de gas. Las sanciones impuestas a Rusia han obligado a una significativa reducción de la oferta, lo cual explica en parte, el mayor valor.

 

Colombia, que aún debate la conveniencia o restricción de la técnica extractiva de fracking, sistema de explotación de gas y crudo, a menor profundidad mediante inyección a presión de agua y químicos, no participará de la bonanza de gas jalonada consecuentemente por el precio del petróleo. Lamentablemente los enemigos de esta practica, incluyendo las altas cortes, han dilatado la decisión por años, y ahora, que es el momento oportuno de cosechar buenos precios, lamentarán la falta de oportuna decisión.

 

La producción de petróleo colombiano se ha situado en la franja entre 700 y 800 mil barriles diarios. En los años dorados venezolanos, el vecino país alcanzaba cinco veces esa cifra, 3,2 millones de barriles, contribuyendo a su riqueza y desarrollo económico. Hoy, su producción se sitúa, ligeramente por encima de la nuestra, en 800 mil barriles diarios. Es la lógica explicación de la pobreza, a la cual el régimen del castro chavismo, llevó a la nación mas prospera de América Latina. Aquel envidiable sueño de millones de compatriotas que fueron recibidos fraternalmente, como hoy lo hacemos con sus migrantes desplazados.

 

Este año electoral, Colombia esta en el filo del abismo democrático. 

 

En caso de ganar los seguidores del castro chavismo, el panorama será fiel reflejo, un espejo, de lo que ocurrió en el vecino país en los últimos veinte años. Los índices de pobreza aumentarán y se situarán cercanamente a los registros cubanos, es decir pobreza generalizada para toda la población. Máxime cuando el candidato colombiano de la izquierda sostiene, enceguecida y equivocadamente, que cerrará la llave de explotación del sector de hidrocarburos del país.

 

En caso de ganar el sector de centro, el país podrá disfrutar, de un manejo prudente, responsable e inteligente encaminado hacia el progreso y desarrollo uniforme de la economía. 

 

El principal beneficiario, y como política de estado, debe ser la marginada zona rural. Debe proporcionar, a través del sinnúmero de proyectos inscritos y registrados en la DNP, los recursos de regalías para construir la vasta infraestructura de vías secundarias y terciarias, mejorando su competitividad y estimulando la producción rural tanto por el adecuado suministro de insumos, como la cercanía a los mercados de consumo. Es prioritario llevar a estas marginadas zonas servicios públicos domiciliarios, agua potable, energía, mejoras de vivienda, centros educativos, de formación técnica y centros de salud.

 

La política agraria debe aprovechar los nuevos recursos generados gestando una verdadera política de estado de subsidiar insumos y garantizar precios de sustentación de aquellos cultivos que, por fuerzas del mercado, pueden sustituir las considerables importaciones de infinidad de granos y alimentos. Mediante esta estrategia, se generarían cientos de miles de empleos formales y sustitución de cultivos en apartadas regiones del país, muchas de ellas secuestradas por los tentáculos del narcotráfico. 

 

Colombia debe aprovechar la bendición celestial de contar con infinidad de pisos térmicos, régimen especial de lluvias, riqueza hídrica sin igual y luminosidad ecuatorial en cultivos de alto valor, como frutas tropicales, hortalizas, cacao, cafés especiales, flores y plantas ornamentales, demandados globalmente y apreciable valor agregado que originan superiores precios.

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2020/09/agro-impulsara-definitivamente-la.html

 

Aprovechemos sabiamente la bonanza, pasando de la marginalidad a la formalización de empleo, renovadas oportunidades de sustitución de cultivos, consolidando derrotar índices de pobreza, marginalidad y hambre.