¿Queremos Libertad o deseamos Esclavitud?

 



 Colombia decide

A escasos ocho días del momento histórico más importante de los últimos años, la nación definirá su futuro. En esta ocasión la decisión soberana elegirá entre dos modelos diametralmente opuestos.


Atrás quedan señalamientos, propuestas, plataformas electorales, polémicas declaraciones de candidatos, confusos planteamientos y una guerra sucia sin precedentes. A diferencia de anteriores comicios la patria se juega su futuro ideológico.


Por el lado del candidato Hernández se defiende la libertad individual, la propiedad privada, el fortalecimiento del aparato productivo y el redimensionamiento del abultado burocratizado aparato estatal. 


Plantea en lenguaje sencillo, fundamentado en la filosofía del alemán Immanuel Kant, el creador del pensamiento imperativo categórico del ser humano, tres palabras; Lógica, ética y estética.


La lógica en el gobierno debe plantear si realmente se necesita una obra. La ética promueve la transparencia en el prístino actuar del recurso público. Y finalmente, la estética origina que cualquier obra, también puede ser bella y atractiva. Así Hernández resume en tres sencillos planteamientos; “no robar, no mentir y no traicionar”.


El candidato Petro, un burócrata legislador, afianzado en la filosofía marxista del proletariado, plantea el control total y absoluto del poder político del estado. Un burocratizado estado que administre la economía bajo el modelo de producción socialista de las empresas, acabando con la estructura de la propiedad privada, disfrazando la democracia con dictadura proletaria.


Desde la revolución bolchevique rusa de 1917 liderada por Lenin, el modelo autoritario se impuso en Rusia. Se creo la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), extendiéndose la ideología a los países colindantes de Europa del este. La forma de imponer esclavitud ideológica a estos países, conocidos como “cortina de hierro”, desató la guerra “fría” de potencias mundiales, ante la diferencia de conceptos ideológicos entre la libertad individual, propiedad privada, capitalismo y autoritarismo socialista.


En América Latina, el modelo encontró tierra fértil en Cuba, extendiéndose como mancha de aceite a Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina, Perú y Chile. Algunos países, al igual que los otrora “cortina de hierro”, han logrado sacudirse del yugo secuestrador del modelo autocrático y dictatorial. El fracasado modelo socio económico venezolano es el mejor ejemplo de un patrón fallido. 


Es lógico asumir que, ante las primeras críticas, la democracia imperante del estado de derecho como la conoce Colombia sucumbe ante una dictadura que velará por imponer su ideología. Detrás se esconderán los abusos a la población, la rampante corrupción, se perderá la libertad individual, transformándose en macabros escenarios de régimen de terror, ejemplos vivientes de las dictaduras autoritarias. Se extenderán periodos de gobierno, convirtiéndose en interminable mandato.


No ha habido recientemente en la democracia colombiana dos candidatos tan antagónicos.


Por un lado, Hernández plantea; “no es acabando los ricos que se combate la pobreza. Es incentivando el aparato productivo para que sea generador de empleo, bienestar, estabilidad laboral y ampliación de la masa contribuyente”. Concepto que se traduce en generar riqueza a todo nivel.


Petro contrasta esbozando, con engañoso juego de palabras, democratizar, nacionalizar o estatizar el régimen privado, para que el estado asuma la administración del sector productivo. Lo cual es sinónimo de generación uniforme de pobreza, como lo atestiguan los países sometidos al dominio socialista.


Ser o no ser, esa es la cuestión” preguntaba el príncipe Hamlet en la obra de Shakespeare.


¿Queremos Libertad o deseamos la Esclavitud?  

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