El Alcalde que necesita la ciudad

 


A escasos trece meses del proceso electoral que elegirá alcalde y, Ospina con el sol a su espalda, es el momento de reflexionar sobre el candidato que necesita la ciudad.
En este segundo mandato, Ospina se convirtió en verdadero fiasco para la proyección de la ciudad. Su popularidad registra el más bajo indicador de la historia reciente. Sus equivocaciones fueron constantes y ruinosas. Con excepciones, su gabinete se destacó por inexperiencia e improvisación. Aprovechó y favoreció el insaciable apetito burocrático y de contratación de integrantes del concejo municipal, quienes nunca pensaron en el bienestar de la ciudad sino por sus intereses personales, para presentar y lograr la aprobación de proyectos de endeudamiento superiores a $ 800 mil millones. Estos sobrepasan el actual periodo, comprometiendo futuras vigencias para las próximas dos décadas. Lamentable que estos recursos de deuda aprobados nunca tuvieron sustento de planes, proyectos y obras concretas, ni mucho menos costos aproximados de ejecución, mostrando la sevicia incontrolable de la mayoría de los concejales, que a pupitrazo, aprobaron semejante esperpento. 
La corrupción fue una constante. Los múltiples hallazgos fiscales, disciplinarios y de detrimento patrimonial, aún impunes, comprometen cientos de miles de millones de recursos que el contribuyente y usuario juiciosamente pagó. La insólita y vergonzante excepción en la contratación, sin cumplimiento de requisitos de ley, a través de contratos interadministrativos hizo carrera.  La mayoría asignados a dedo, a un selecto grupo de contratistas, apadrinados por personajes fantasmas corruptos que rondan a Ospina. 
El más reciente escándalo que provocó la renuncia del gerente de EMCALI, olla destapada por el sindicato, es apenas la punta del témpano de una putrefacta administración. La inseguridad, alimentada y aprovechada por el pésimo manejo de autoridad durante los paros del 2021, registra los más altos índices de la historia reciente. Esa misma permisividad, dejando absueltos los actos vandálicos de la infraestructura del sistema de transporte, son puntillazos que ponen en jaque la existencia del MIO. La necesidad ciudadana de transporte estimulo la solución individual. El incremento de la informalidad y aumento desbordado del parque de carros y motos son hoy una realidad. Las prometidas obras de infraestructura, igual que en su primer mandato, fueron cobradas mas no ejecutadas.
La ciudad, hoy sobrepasada por Medellín, Barranquilla, Manizales, Pereira y Bucaramanga en indicadores de competitividad y eficiencia, necesita un alcalde con perfil gerencial. Alguien con probada experiencia pública, madurez y transparencia probada, sin que el cargo sea un trampolín del principiante servidor público. Se requiere un perfil que permita proyectar, por un lado, la ciudad región para las próximas décadas y por otro lado, corregir, acabar y coordinar con los entes de control, los focos enquistados de corrupción en todos y cada uno de los estamentos municipales. Es imperativo medir niveles de eficiencia, que permitan tomar decisiones adecuadas para el bienestar ciudadano, aplanando el abultado aparato municipal. La confianza de una ciudad bien administrada incentiva la inversión privada, generadora de empleo formal y oportunidades.
Loable que, a estas alturas, más de una veintena de ciudadanos pongan en consideración sus nombres. El candidato debe ser ajeno a las enfermedades que carcomen la ciudad. Es importante impulsar una lista de caras nuevas para el concejo, con personas de corte cívico e infinitos deseos de servir los intereses de la ciudad. Como es costumbre, los candidatos disfrazan su ideología, como candidatos independientes, utilizando la alternativa de recolección de firmas, pero fácilmente y tras bambalinas se conjeturan desaforadas componendas de poder con el único maléfico propósito de saquear el erario.
Los candidatos, como lo ha propuesto el candidato Trujillo, y por el bien de la ciudad, deben someterse a unas reglas que permitan unir esfuerzos y permitir que lleguen solamente dos candidatos al final. El candidato que la ciudad requiere y el epítome del pasado reciente. 

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