La noticia positiva; Misión La Guajira

 


En el programa Oye Cali, que transmite y dirige Mario Fernando Prado todas las mañanas, al cual me ha concedido el honor de acompañar los lunes, tiene una sección llamada La noticia positiva.

 

En alguna conversación me manifestó la dificultad, a veces, de encontrar noticias positivas ante la avalancha del amarillismo propio de algunos medios aumentado por las bodegas de redes sociales.

 

Colombia indudablemente es un país, no solamente de incalculable belleza y riqueza natural. Es una sociedad solidaria hermanada, pese al conflicto de una cruenta guerra civil no declarada, que el país ha librado por más de setenta años.

 

La noticia positiva se refiere al hecho de recibir con beneplácito y gratitud la consolidación exitosa del programa; Misión La Guajira.

 

Paralelamente con los anuncios de inversión del desgobierno Petro para desarrollar el istmo peninsular que por décadas ha carecido de programas de inversión social, el proyecto inició hace dieciocho meses.  El El presidente anunció, con bombos y platillos, promesas de campaña que ilusionaron la región. Con su acostumbrada retorica prometió el oro y el morro. Inclusive presentó un proyecto de “emergencia económica” con el fin de aliviar la tramitología, proyecto que se hundió en las cortes por su inconstitucionalidad. 

 

Lo que el país presenció fue el mayor escándalo de corrupción de nuestra historia reciente. Desafiando las necesidades de la olvidada población, la UNGRD desvió recursos conducentes a mejorar el suministro de agua en la compra de unos carrotanques con sobrecosto de $ 40 mil millones, repartido en coimas a diestra y siniestra con más de cuarenta funcionarios vinculados judicialmente. Ex ministros de estado, directores de agencias del orden nacional, congresistas, asesores presidenciales, los ex presidentes del Senado y Cámara e infinidad de funcionarios tramaron descaradamente el fraude al erario, desviando recursos de inversión social para su enriquecimiento ilícito.

 

En contraste al robo del siglo, en el mismo territorio y periodo de tiempo, varias empresas privadas, lideradas por el Grupo Aval se dieron a la tarea de construir país en esa abandonada región. Promigas, Prisa, W Radio, Claro, entre otros, en colaboración de funcionarios honestos, unieron esfuerzos para llevar agua potable a 52 comunidades, mediante reactivación de pozos profundos, plantas potabilizadoras, dotación de energía solar e interconexión inalámbrica.

 

El proyecto, hecho realidad, le esta cambiando las vidas a 21,500 personas de las comunidades Wayú de Manaure y Uribia. Tener acceso a servicios básicos domiciliarios ha permitido iniciar programas de escolaridad, alimentación escolar, emprendimientos, procesos productivos, cadenas alimentarias conducentes a la generación de empleo formal y estable.

 

El sector fundacional nacional, al cual también se suman organizaciones internacionales, se han vinculado al proyecto con programas de educación ambiental, capacitación y mejoramiento del individuo. La niñez desamparada recibe atención médica, alimentación y escolaridad.

 

Al igual que el ejemplo vallecaucano de Compromiso Valle, el sector privado muestra eficiencia, compromiso, responsabilidad social e inagotable capacidad de trabajo articulado, en busca de cerrar brechas de desigualdad y pobreza, ofreciendo oportunidades a poblaciones marginadas. 

 

Curiosamente, el valor de la inversión del sector privado, estimada en $ 40 mil millones, es similar al monto del desfalco de la UNGRD del actual desgobierno.

 

Atacar con equivocada ideología de odio, resentimiento y polarización al sector productivo no es el camino. Administrar con prístina observancia los recursos públicos debió ser la política fundamental ideológica del “gobierno del cambio”, en vez del despilfarro, derroche y corrupción.

 

PD Encomendamos en nuestras oraciones la recuperación del Senador Miguel Uribe Turbay, víctima de atentado criminal contra el y nuestra democracia. A su esposa María Claudia e hijos nuestra solidaridad.


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