Acontecimientos históricos bloquean al escritor

Sentado en frente del computador, como lo hice con mi Olivetti 22, las Underwood de mi abuelo, e IBM, de mi padre, miro fijamente la página en blanco, que pronto convertiré en vehículo apropiado para expresar pensamientos, encontrándome con la consabida condición del bloqueo del escritor. En esta ocasión, no se da por ausencia de tema, sino contrariamente, por los acontecimientos históricos de la semana que concluye.

No sabia sí escribir sobre la situación del referendo votado en Inglaterra, apartándose de la Comunidad Económica Europea, iniciativa independista de Nigel Farage, su devastador impacto económico en las bolsas de valores del mundo y consecuente cambio en la estructura de poder de los países europeos en el contexto global.
Tampoco, si escribir sobre el cierre de la etapa de negociación de los diálogos de Paz, en La Habana, que no tocó temas transcendentales como narcotráfico, reparación de victimas y rendición de otros grupos alzados en armas. Fue un histórico evento mediático impecablemente organizado, digno de la posesión de cualquier primer mandatario continental, con presencia de ilustres Presidentes latinoamericanos, personalidades del más alto nivel diplomático mundial, garantes del acuerdo, y desde luego el médico cardiólogo, egresado de la Patricio Lumumba, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timoleon Jiménez, o Timochenko, del cual escribirán profusamente la mayoría de columnistas de opinión.
O si escribir sobre el prontuario delictivo del doctor Londoño Echeverri, de notables apellidos paisas, pero ello implicaría un esfuerzo descomunal que sobrepasaría en extensión el tamaño de una columna que permita su lectura afable y amena.
O sí escribir sobre las celebres y autenticas frases del alcalde de Cali, que considero son de colección y dignas de futura columna, carentes de asesoría, como lo escribió recientemente de su punzante pluma, el novelista y amigo tulueño Gustavo Álvarez Gardeazabal, haciendo referencia a los ¿asesores? de imagen del Presidente Santos, por las constantes metidas de pata de los gobernantes.
O escribir sobre el escalamiento de la guerra de micro traficantes caleños, que irrespetando lugares públicos, usando sicarios jóvenes, desalmados, demenciales y desempleados, asesinaron varias personas convirtiéndose en nuevo episodio de “ajuste de cuentas” e inseguridad.
O escribir sobre el entrenamiento internacional que Jose Pekerman le dio a la Selección Colombia en la Copa Centenario como preámbulo a las eliminatorias de la Copa Mundo, en territorio norteamericano, que sigue identificando a Colombia como potencia futbolística americana.
O escribir sobre la original estrategia de campaña de Resistencia Civil, promovida por Centro Democrático, como antesala a la votación negativa del plebiscito, que pretende modificar la constitución nacional, a favor del Acuerdo Final de La Habana.


Fueron tantos eventos noticiosos que, como era de esperarse, produjo en este autor, sensación de bloqueo temporal, excusándome ante mis lectores de no escribir la acostumbrada columna semanal de análisis sobre temas urbanos, como he pretendido hacer desde este espacio, escenario y tribuna.

Comentarios

  1. Parece que la posibilidad de paz en Colombia nos deja en shock: a algunos porque la deseamos y a otros porque lo consideran una derrota..

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