CIAT, cincuenta años contribuyendo a la seguridad alimentaria global
El gran desafío de la agricultura, factor
determinante de desarrollo económico y social global, es satisfacer la demanda
de alimentos.
La seguridad alimentaria y el reto de
alimentar el rápido crecimiento de la población mundial, son y han sido, objeto
de gran preocupación desde mediados del siglo pasado. La Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación, FAO, predice la población
llegará a 9.6 billones de personas hacia el 2050.
El gran desafío de la agricultura, factor
determinante de desarrollo económico y social global, es satisfacer la demanda
de alimentos.
El reto mundial, consagrado en los Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, se fundamentará en innovaciones
tecnológicas, desarrollo de capacidades, recursos genéticos resistentes al
cambio climático, biotecnología aplicada, adecuado y eficiente uso del recurso
hídrico, programas sostenibles de forestación, adecuado manejo de la
biodiversidad y protección de cuencas hidrográficas apuntalando hacia regeneración
de fuentes hídricas.
La política de estado y acción mundial deberá
enfocarse hacia la investigación y desarrollo.
La Fundación Rockefeller había iniciado en
México, en 1943, un naciente programa de Investigación y Desarrollo, replicándose
en Colombia, en 1950, con el Programa Agrícola Colombiano (PAC). A Rockefeller se sumó la Fundación Ford,
quienes conjuntamente y con apoyo decidido del gobierno colombiano, inspiraron
en 1967, convirtiendo esta precursora iniciativa, en parte, en la creación del
Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT, ubicado en Palmira. Posteriormente
se unió la Fundación Kellogg a este gran propósito con participación de países
miembros principales.
Unos años después, el CIAT se unió al CGIAR, un
consorcio de quince centros de investigación cuya labor es aumentar la
seguridad alimentaria, reducir la pobreza rural, mejorar la salud, la nutrición
humana asegurando un manejo sostenible de los recursos naturales, a través de
la investigación, la biotecnología, programas de cadenas de valor y servicios eco
sistémicos.
En cincuenta años de trabajo permanente, su
contribución va más allá de la seguridad alimentaria global de sus exitosos
programas en África, Asia y América Latina. Ha contribuido significativamente al
desarrollo regional agropecuario. Los centros de investigación colombianos han
encontrado en el CIAT, un patrón ejemplarizante, de altísimo nivel
investigativo y profesional, permitiendo prosperidad científica en aplicaciones
regionales.
Las universidades del Valle y Nacional han
sido testigos presenciales de su impacto, fructificando del legado del paso por
esos claustros de eminencias vinculados al CIAT, compartiendo enseñanzas y
experiencias, como lo hizo su primer director Dr. Ulysses Jerry Grant, a quien
le siguieron decenas de profesionales.
“Nadie es profeta en su tierra”, dice el
sabio refrán, aplicable a la falta de mayor compromiso del gobierno nacional
colombiano, en especial el Ministerio de Agricultura, brillando por ausencia
presencial de los ministros de turno, dando la espalda, en su propio
territorio, a uno de los centros de investigación de agricultura tropical más
importantes del mundo.
Colombia, país anfitrión, es natural coequipero
del CIAT en su fortalecimiento, a través de vinculación de alianzas
multilaterales, países participantes, aportes fundacionales, agencias de
desarrollo, garantizando la trascendental tarea de sostenibilidad que el futuro
del planeta exige.
Nos identificamos con las palabras del actual
Director General Rubén E. Echeverria, en agradecimiento y permanencia de cinco décadas
de investigación, “Deseo agradecer a todos los que
han contribuido al éxito del CIAT, y unirme a la comunidad de desarrollo
mundial para seguir trabajando juntos”.
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