Ensillamos antes de traer las bestias; Ensayo sobre planeación urbana

En los últimos cincuenta años la población mundial se duplicó pasando de 2.5 billones de personas a un estimado de 5.5 billones. La perspectiva es que llegará a una cifra cercana a 10 billones en los próximos treinta años. Paralelamente a este crecimiento, se prevé el 80% de la población global residirá en centros urbanos creando mega ciudades, con poblaciones superiores a 20 millones de residentes, y cientos de miles de ciudades intermedias entre 1 y 15 millones de personas.
Aunque América Latina ha venido sosteniendo tasas de crecimiento poblacional inferiores a la India, China y el continente Africano, donde residirá el 50% de la población en al año 2050, el fenómeno de desplazamiento del sector rural a los centros urbanos es una palpable realidad, acentuada en Colombia por el desplazamiento forzado de la ruralidad a nuestras ciudades.
Los retos que esto conlleva obligan a todas las ciudades, de todos los tamaños, hacia una planeación y planificación ordenada de sus servicios públicos, uso eficiente de sus fuentes hídricas, plantas de tratamiento de aguas servidas, generación de energías limpias, servicios de salud, instituciones de educación, pero quizás lo más importante y relevante; un ordenamiento territorial que beneficie positivamente el desplazamiento de la población.
El Valle del Cauca y Cali, por sus características de clima, ubicación geográfica, amabilidad y tierra de oportunidades se ha convertido en epicentro del suroccidente y litoral pacífico.
La movilidad de la población, es y será, el más desafiante reto.
Académicos, planificadores y funcionarios públicos miran hacia el mundo desarrollado en busca de soluciones de movilidad. Recientemente, en las jornadas del 8º foro de Movilidad, celebrado en Bogotá, se concluye en la peatonalización de las ciudades, el uso de la bicicleta y disminución del uso del carro particular.
No obstante, ante la loable iniciativa de expansión urbana de ciudades caminables, ejemplarizada por ciudades norteamericanas como Nueva York, San Francisco y Portland, el común denominador radica en que todas ellas cuentan con sistemas eficientes y fortalecidos de transporte masivo urbano y suburbano, cultura de convivencia, observancia a la autoridad, normas, medidas de transito y gozan altos índices de densidad urbana de su población.
Cali, no puede seguir planificándose, adoptando patrones globales, sin antes reordenarse.
Se requiere una planificación que privilegie la densificación, pero a la vez, rodeada de parques urbanos y lugares de esparcimiento.
La recuperación del espacio público, patrimonio de todos los ciudadanos, debe ser el primer objetivo.
La peatonalización demanda el despeje del invadido espacio público de sus andenes, parques, estaciones del MIO y dotación de andenes amplios. Es indispensable cambiar el consentimiento de la autoridad municipal a la cultura del “rebusque”, perdonando la informalidad y permisividad ante el abuso e invasión de su espacio público.
Las ciclo vías y ciclo rutas, debidamente señalizadas e iluminadas, incentivando el uso de la bicicleta, deben tener continuidad cerrando circuitos de desplazamiento, de origen y destino, sin la colcha de retazos inconclusa de la actual ciclo infraestructura caleña.
El privilegio de contar con un corredor férreo, que atraviesa el valle geográfico, debe dársele el uso adecuado y eficiente de tren de cercanías movilizando millones de viajes diarios entre las principales ciudades, en su recorrido desde el Departamento del Cauca hasta el Quindío. En su recorrido urbano debe articularse a los sistemas de transporte masivo locales. El costo de esta iniciativa de beneficio regional, impactando una población superior a la que favorecerá el metro bogotano, es infinitamente inferior a los primeros $ 14 billones del primer ramal del metro capitalino.
Un sistema de buses (BRT) regional conectando a Cali, aeropuerto, centrales de transporte, zonas industriales y sus ciudades dormitorios es otra prioridad.
El respeto por las normas de transito, especialmente las invasivas motocicletas, es prelación en la conurbación que presenciamos.
Después de resolver el macro del problema, podemos pensar en el micro cosmos de la peatonalización, uso adecuado de la bicicleta y el menor uso del vehículo particular y la motocicleta.

No ensillemos antes de traer las bestias, dice el refrán popular.

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