La Ermita y sus alrededores
Suponen los historiadores caleños, en
ausencia de veracidad documental de la época, La Ermita fue una de las primeras
iglesias del villorrio colonial. Sin mayor valor arquitectónico, conjeturan fue
construida en techo de palmiche y paredes de bahareque finalizando el siglo
dieciséis, en cercanía al rio tutelar de la ciudad. En razón a la amenaza a su edificación
por las crecientes típicas del rio en época de intensas lluvias se realizó su
traslado a su actual ubicación.
Ciento cincuenta años después, a mediados del
siglo dieciocho y en aras de defender el templo, se desvió el cauce del rio,
levantándose un muro de contención, vestigios descubiertos al construirse el
actual túnel de la Avenida Colombia.
La historia adversa de aquel vetusto
templo se vuelve a escribir con el terremoto que azotó la ciudad el 7 de junio
de 1925 dejando en ruinas la edificación.
Un grupo de caleños, liderados por Alfredo
Vásquez Cobo, encomendaron su diseño y construcción al ingeniero Pablo Emilio
Páez, en estilo neogótico inspirado en la catedral de Ulm en Alemania, y
algunas edificaciones de la época, como la Basílica del Santo Cristo,
construida en Ubate, Cundinamarca, en 1939. Al esfuerzo constructivo se unió el
civismo de Micaela Castro Borrero y su madre Florencia, familia de estirpe
caleño, quienes se encargaron de buena parte de la dotación a su interior, incluyendo
vitrales, carillón y campanas, terminándose en el año 1942, la iglesia que hoy
conocemos.
La identidad caleña se plasma e identifica en
infinidad de postales icónicas del templo de La Ermita.
Por estos días se promueve una loable iniciativa
cívica buscando recursos para la recuperación de algunos elementos que el paso
del tiempo y falta de mantenimiento han deteriorado.
No obstante las buenas intenciones del grupo
impulsador es menester y oportuno aprovechar este momento histórico del templo
para reflexionar e involucrar, no solamente al interés cívico ciudadano, sino
también su preservación y adecuación a cargo del estado y la arquidiócesis.
Con pensamiento innovador y creativo, debería
liderar la Secretaria de Turismo del Municipio de Cali, con su homóloga
departamental, la inclusión ante el nuevo gobierno nacional de promover, no
solamente la iglesia, sino todo un sector, desencadenando ejemplar modelo de
conservación patrimonial urbana.
Deberían incluirse, todos los alrededores de
La Ermita, como los característicos edificios de Coltabaco, de arquitectura
renacentista, el Teatro Jorge Isaac, declarado monumento nacional en 1984, en
estilo neoclásico francés, Zaccour y
Jorge Garcés Borrero, ejemplos de Art Deco del siglo XX, ampliándose a los parques de la Retreta, Poetas, el
interminable lineal del rio, la manzana T, el CAM, el Paseo Bolívar y sus
alrededores, incluyendo el mal bautizado, por ausencia arbórea, bulevar del
rio, en patrimonio arquitectónico, cultural, ambiental y religioso de la
ciudad.
Un modelo ejemplar de conservación y
preservación puede aprovechar recursos de entidades nacionales, los cuales
sumados a partidas presupuestales departamentales, municipales y aportes del
sector privado, consolidan la imagen que la ciudad quiere proyectar como
alternativa de visita obligada, ante el extraordinario crecimiento del turismo
receptivo hacia Colombia.
Los funcionarios públicos brillarán siempre
por la huella indeleble que deja su paso por el cargo.
Es la oportunidad para Martha Lucia Villegas,
Secretaria de Turismo de Cali, dejar un eterno legado a la ciudad de
conservación patrimonial urbana y de paso dar relevancia al alcalde Maurice
Armitage, quien de buenas intenciones, siempre será recordado.
el edificio de la caja agraria es el mas abandonado y es quisas uno de los mas autenticos representantes de arquitectura moderna de la ciudad
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