Movilidad del Sur colapsada


Después de no haber sido aprobado el año pasado el Plan Integral de Movilidad Urbana – PIMU, se ha presentado nuevamente para su discusión, ante el Concejo Municipal. Es el más importante proyecto de planeación municipal, complemento indispensable del POT del año 2014, proyectando la movilidad y plan vial, de forma organizada y consecuente para un equilibrado desarrollo y visión de ciudad a futuro.
Carece la administración municipal, enfrascada y embelesada por la incansable rutina diaria de apagar incendios, el liderazgo ante el Concejo para consensuar, analizar y lograr la incorporación legal de la trascendental iniciativa conducente hacia un desarrollo planificado y organizado de ciudad. A su vez, los cabildantes, distraídos en quehaceres de micro política, convirtiendo sus despachos en directorios políticos, desechando y postergando proyectos de importancia para la planificación de ciudad.
El proyecto, pese a un juicioso estudio de varios años, tiene falencias en su practicidad y aplicación, resultante de la metodología y enfoque netamente académico de sus autores.
Priorizar la peatonalidad y la importancia en el uso de la bicicleta es importante, pero no puede quedar solamente en análisis filosófico comparativo de emulación de culturas de movilidad de países desarrollados, esencialmente europeos, donde por décadas, la bicicleta ha sido el principal medio de transporte.
La invasión del espacio público, con la permisividad y anuencia de la administración municipal, no permite que exista un derrotero claro de convertir la ciudad en urbe caminable. Por otro lado, la falta de continuidad, conectividad e intersección de los circuitos de las ciclo rutas, en sus trayectos norte – sur y oriente – occidente, es el paso estructural y fundamental previo, a la discusión de la bicicleta como modo alterno de transporte individual.
La cacaraqueada Secretaría de Movilidad, producto de una inerme reforma administrativa, quedó en su rimbombante nombre, pues sigue siendo una simple y llana Secretaría de Transito.
La Secretaria de Movilidad tiene amplias facultades para ordenar la movilidad, sin tener que esperar la aprobación del PIMU. Pese a ello, no vislumbró, ni puso en práctica, con sentido común y lógica, la integralidad del sistema de movilidad de la ciudad, incluidos peatones, bicicletas, motos, vehículos particulares, de servicio público, transporte masivo y control al transporte informal, resultante del ineficiente servicio del transporte público,
El improvisado y académico ensayo de las ciclos rutas de la Comuna 22 ha sido un experimento fallido. Miles de biciusuarios, no utilizan su carril dedicado, empleando los angostados carriles vehiculares, reduciendo la velocidad promedio, tiempos de desplazamiento y aumentando la congestión vehicular.
Los buses del MIO rodando en las congestionadas vías del sur, no permiten traslados agiles de la inmensa población estudiantil. Lamentable que el tiempo de desplazamiento empleado entre la Universidad San Buenaventura y la Estación Universidades, con distancia de 5 kilómetros, sea similar al empleado por las rutas exprés desde la estación sureña hasta las estaciones terminales al otro extremo de la ciudad con recorrido de 16 km.
Con gran preocupación para la movilidad del sur de la ciudad, se anuncia, con el fin de acometer trabajos en mejorar la infraestructura de servicios públicos, el cierre de la Calle 14, entre la Iglesia de Ciudad Jardín y la Av. San Joaquín, con tiempo estimado de ejecución de seis a ocho meses.  Lamentablemente es una de las pocas vías que permiten el transito paralelo a la Avenida Cañasgordas, para los más de cien mil pobladores flotantes diarios. El temor de la comunidad radica en la prolongación del tiempo estimado inicialmente debido a la ineficiencia del proceso contractual, ejemplarizado en toda la ciudad, atestiguado reciente y puntualmente en la pequeña intervención de tres cuadras de la Avenida 7 Norte, en frente de la Iglesia Santa Mónica, obra que duró un año, ante la mirada impávida y desplaciente de la administración municipal.
El colapso del tráfico y movilidad del sur es una realidad. No hay proyectos de nuevas vías, ni ampliaciones de las existentes. El deterioro y falta de pavimentación de vías secundarias y terciarias de la comuna, que podrían agilizar el tráfico, es evidente. No existe plan ni andenes peatonales para motivar la peatonalidad.
Mientras reina el caos y cunde el pánico, la discusión del PIMU seguirá dando vueltas inocuas en su estudio y aprobación, a su vez que la Secretaría de Movilidad seguirá improvisando a diestra y siniestra descargando su responsabilidad en los pocos agentes de tránsito que hacen ingentes esfuerzos ante la avalancha del incrementado parque automotor.

“Tras de gordo hinchado” dice el refrán popular.

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