Un Amargo Café
Dice la leyenda, que un pastor, de nombre
Kaldi, observaba con curiosidad que cuando sus cabras se alimentaban con los
frutos rojos de un arbusto silvestre, en las tierras altas de la antigua
Abisinia, hoy Etiopia, renovaban con brío sus energías. Llevó los frutos al
monasterio cercano y los monjes prepararon una bebida con los granos y el efecto permitió mantenerlos despiertos
durante los oficios nocturnos.
En el siglo XV y XVI la bebida se propagó en
el mundo árabe y Egipto. Su vivificante efecto, estimulaba la conversación, el
intelecto y el compartir con amigos, dando lugar a la apertura de incipientes
sitios de encuentro popularizando las cafeterías o “cafés” que hoy conocemos.
Los mercaderes venecianos introdujeron el grano y el concepto a Europa y de ahí
al mundo entero.
El arbusto encontró su mejor desarrollo en
escarpadas zonas montañosas tropicales ubicadas entre los mil y 2 mil metros de
altura. Finalizando el siglo dieciocho llegó a Colombia y se desarrolló su
cultivo durante el siglo diecinueve. Las estribaciones de las cordilleras, con
tenue luminosidad y sombría vegetación fueron fundamentales para crear el mejor
café suave del mundo.
El café, icono de nuestra identidad, se
convirtió en el principal producto de exportación, beneficiando más de 500,000
familias y presencia en más del 60% de los municipios del país. El tradicional
eje cafetero, extendido al Valle del Cauca, Cauca, Nariño, los Santanderes, y
el primer productor, Huila, son bastión de la economía cafetera.
Desafortunadamente el 90% de la producción corresponde a la clasificación de
los llamados cafés verdes, no especiales, que llevan el tradicional nombre de
“Excelso” y el restante son “cafés especiales” cotizados hasta en US 40 la
libra.
No obstante existir un incremento mundial en
la demanda, los mejores rendimientos, extensivo cultivo en países antes sumidos
en conflictos internos, y cosecha histórica brasilera (58.5 millones de sacos),
principal productor mundial, ha elevado la oferta de cafés verdes a niveles,
cuyo resultado arroja el preocupante precio de US 1.00 la libra en la bolsa
neoyorkina.
El costo de producción de la carga (125
kilos) está cercano a Col $ 800,000 y el precio de comercialización por debajo
de $ 700,000, proyectando cuantiosa perdida al productor, impactando
negativamente las extensas regiones dependientes de la caficultura. El fondo de
estabilización, creado para amortiguar situaciones como la actual, fue
derrochado por la Federación en inocua politiquería, bonificaciones,
equivocados conceptos de mercadeo y burocracia. No incentivó, con la
importancia que el producto merecía, la adecuada renovación de cafetales,
investigación, desarrollo y diversificación hacia cotizados cafés especiales,
Compleja situación enfrenta el recién
posesionado gobierno del Presidente Duque y el Ministro Valencia. El efecto de
cambios estructurales requeridos dará resultado tan solo en el mediano plazo.
La apremiante incógnita recae sobre la
cosecha del segundo semestre del año, proyectada con comportamiento similar
semestral al año cafetero Agosto 2017-Julio 2018 de 14 millones de sacos, el 90%
destinado al mercado externo. El otro
enigma inevitable para analizar recae sobre la proyección de la meta de
producción de 17 millones de sacos al año 2020.
La eliminación de subsidios propuesta por el
Ministro Carrasquilla se desafía ante una realidad nacional de proporciones
dramáticas.
Que el Sagrado Corazón de Jesús ilumine las
mentes brillantes ante esta encrucijada.
PD Con Germán Villegas Villegas nos unió una
amistad de más de cuarenta años. Trabajamos juntos en construir una sobresaliente
región. Sus pequeñas grandes obras, cohesión social, transparencia en el manejo
público, liderazgo ejemplar y compromiso son su legado. Dios lo tenga en su
merecida gloria.
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