Apagando incendios con recursos para la seguridad

La ciudad registra los más altos, críticos y caóticos niveles de inseguridad en su historia reciente.
En el análisis y estudio del presupuesto del municipio para el 2019, uno de los temas álgidos es, sin lugar a dudas, los recursos que requiere la ciudad en materia de seguridad.
El estilo improvisado del alcalde se percibe en la presentación que hace la Secretaría de Gobierno al Concejo Municipal en materia de seguridad. La frágil sustentación de la importante iniciativa presupuestal deja al descubierto la falta de claridad de estrategias y acciones que deben implementarse para luchar contra la inseguridad rampante que fustiga la ciudad.
Ha planteado como alternativa reducir el aporte del 3.5%  del impuesto predial destinado al Cuerpo de Bomberos de la ciudad, en menoscabo de esa entidad, en un 30%, buscando aproximadamente $ 10 mil millones adicionales al presupuesto para seguridad.
Se olvida y se hace la vista gorda la administración municipal que el fenómeno del cambio climático y consecuente calentamiento global genera incendios forestales, arrasando anualmente cientos de miles de hectáreas en el mundo entero, los cuales también son provocados, presenciados y combatidos en los cerros de la ciudad en épocas secas y de altas temperaturas.

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2018/09/incendios-forestales-arden-los-cerros.html

Después del incendio la situación es aprovechada por la inescrupulosa mafia de invasores de tierras, desestabilizando y desafiando la autoridad, como se presenció recientemente en el intento de invasión del Cerro de la Bandera y la cuenca del rio Pance, entre otros. Circunstancia que impacta funciones de la misma Secretaría de Gobierno, encargada de preservar el orden y defensa de la propiedad, sea estatal o privada.
También olvida la administración que el Cuerpo de Bomberos de la ciudad, a sus 90 años, es referente continental de prevención, ejecutando un ambicioso plan de inversión en modernización de equipos y ampliación de cobertura en nuevas estaciones, ante el crecimiento desordenado de la ciudad.
Por otro lado, desesperada e inconstitucionalmente, la administración propone crear una brigada de guardas civiles, a la cual la ley desarme impide portar armas, combatiendo la inseguridad de la ciudad con programas de culturización y educación altruista, cuando la responsabilidad recae sobre los organismos del estado, Policía Nacional y Ejército.
En la administración del alcalde Ospina se criticó el programa de “guardas cívicos” por el despilfarro y dilapidación improductiva del erario, siendo la propuesta de la actual administración similar al esperpento anterior.
La suspicacia surge cuando se devela que la iniciativa es primordialmente una estrategia electoral, para favorecer contratación de burocracia en procura de fortalecimiento de candidatos para la próxima contienda en vez de una solida acción de prevención y mejoramiento de índices de seguridad.
Se enfrasca el Alcalde en discusiones públicas, bizantinas e inmaduras con la Gobernadora sobre el tema de la preocupante inseguridad, cuando debería ocuparse de presentar a la Gobernación una estructurada estrategia que permita aprovechar eficiente y eficazmente los recursos que la ciudadanía caleña aporta mensualmente como tasa de seguridad, a través de la factura de energía, destinados a combatir la delincuencia en programas de alcance regional.
El clamor ciudadano recae en la responsabilidad de generar una verdadera estrategia combativa, soportada con tecnología avanzada, programas de inteligencia de organismos del estado, capacitación, condiciones dignas de alojamiento y desplazamiento para el mayor número de efectivos que se solicita amparados con el fortalecimiento del aparato judicial y penitenciario.
La seguridad no mejora quitándole recursos a los bomberos para apagar el incendio de la improvisación.

Guillermo E. Ulloa T.                      geulloa@hotmail.com                  @geulloa                            Noviembre 2018

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