Golpe de Estado

 


El termino acuñado por los franceses desde el siglo diecisiete conocido como “coup d’etat”, es generalmente propiciado por fuerzas militares que pretenden derrocar el estado. En nuestra historia democrática, tan solo una vez, el 13 de junio de 1953, el general Gustavo Rojas Pinilla derrocó al entonces gobierno del presidente Laureano Gómez. Con el respaldo de las fuerzas armadas asumió el poder. Rojas Pinilla ocupó la presidencia hasta el 10 de mayo de 1957, cuando aceptó retirarse, sustituido por un gobierno militar de transición.


Los golpes de estado no necesariamente son militares. Pueden darse con el trastorno institucional, como el presenciado este mes de mayo de 2021, con revueltas, inicialmente protestas pacificas, transformadas en actos vandálicos y terroristas de destrucción, devastación y hecatombe, desafiando el poder democráticamente establecido.

 

La convocatoria a un paro nacional pacifico protestando por los alcances de una reforma tributaria, fue el “Florero de Llorente”, aquel episodio de nuestra lejana historia republicana del 20 de julio de 1810. Este nuevo “Florero de Carrasquilla”, desencadenó en destrucción y devastación. 

 

Al alba de la mañana del 28 de abril, se dio inicio al “pacifico paro” con la vandálica caída de símbolos de nuestra historia, primero en Cali, seguida en Bogotá, Pasto y Popayán. Con el paso de los días, los manifestantes lograron la parálisis caótica de la economía. El epicentro fue el sur occidente del país, seguido en Bogotá, Medellín y Barranquilla. Bloquearon las principales carreteras del país, no permitiendo el transito de mercancías, combustible, medicamentos, ni libre circulación vehicular, asfixiando el aparato productivo, de paso, esclavizando al consumidor en macabro y maléfico juego de poder. Se configuró el secuestro de la inerme población civil urbana, coartando sus derechos, acompañado del salvaje vandalismo contra bienes públicos y propiedad privada.

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2020/09/anarquia.html

 

El presidente Duque, con altruismo democrático, no empleó ni desplegó la fuerza militar, ante la gravedad de los hechos. Tampoco acudió a decretar la figura constitucional de conmoción interior, que otorga facultades extraordinarias en momentos de crisis. Delegó la situación al recién posesionado, en proceso de aprendizaje, neófito ministro de defensa, cuyas buenas intenciones fueron avasalladas por la sevicia agresiva vandálica de desalmados desestabilizadores. 

 

Duque, pese a las advertencias de inoportunidad, mantuvo la necesidad de la anunciada reforma. Sin embargo, cuatro días después, al retirar el proyecto, razón incitadora del “paro”, había perdido autoridad y gobernabilidad. Los marchantes pacíficos habían entregado su vocería a un “comité de paro”, cuya representación es lejana a la manifestación democrática de casi 20 millones de votos obtenidos en las urnas en la justa electoral presidencial de 2018. 

 

En vez de frenar la motivación de la protesta, agotada con el retiro del proyecto, el “comité del paro”, intenta suplantar los poderes de nuestro estado socia de derecho, mediante permanente mesa de insulso dialogo, basados en sinnúmero de absurdos condicionamientos, propios del proceso de desarrollo socio económico del país. Solicitar una renta básica mensual para un sector población cuyo montó anual supera tres veces el estimativo de recaudo de la retirada reforma tributaria manifiesta estupidez.

 

El autonombrado, sin representación mayoritaria, ni democrática, “comité del paro” se convirtió en ejemplo de elemento anárquico sin control alguno sobre el caos generado en el país. Alcaldes, gobernadores y congresistas, desconectados entre si, anárquicamente buscando falsos protagonismos excepcionales, se escudán en el contexto de incoherencia nacional. 

 

Una fortalecida y agresiva minga indígena, con bendición arzobispal, y exigencias de inconforme cosmovisión equivocada, ha sido un elemento disociativo. 

 

Se crearon multiplicidad de mesas de dialogo municipales, ante oídos sordos, de profundas diferencias de criterio, acompañadas de falsedades, lenguaje inapropiado y gaminería, convertidas en torbellinos bizantinos perdidos en laberintos incongruentes.

 

Colombia feneció ante un golpe de estado provocado por sublevaciones de desobediencia colectiva arrinconando nuestro acreditado y vigente estado social de derecho democrático, constitucional e institucional.

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2019/12/colombia-no-claudica-ante-la.html

 

“La independencia sola al gran clamor no acalla; si el sol alumbra a todos, justicia es libertad.”

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