PROCAÑA; una ejemplar e incansable lucha

 


Antes de la fundación de Procaña había existido la idea de conformar un gremio que velará por los intereses del cañicultor. Cuando por motivos familiares, finalizando el año 1972, acudí respetuosamente a solicitar modificación contractual y me fue negado rotundamente, salí desconcertado y desmotivado. 

 

Sin embargo, Jaime Domínguez Vásquez me entusiasmó comentando que mi juventud y convencimiento en lo acontecido abriría puertas. Me dio una primera lista de amigos empresarios cañicultores para visitar. Empecé tocando puertas con Alonso Villegas Gómez, Mario Hernán Salcedo, Eduardo Cañón Bravo, Carlos Bueno Delgado, Helman Tascón, Alberto Racines Blum y Alfonso Olano. Después de cada visita recibía entusiasta apoyo. Así se fortalecía ese anhelo, aquel elusivo sueño, en realidad. Imprescindibles en esa primera etapa, Gabriel Saavedra, su padre Jaime, Álvaro Molina Hurtado, Boris Cabal, Blanca Barney, Eduardo Carvajal Uribe, Carlos Alfonso Estrada y Lucia, por supuesto Harold Carvajal Carvajal y Cesar Uribe, todos aportantes de ideas, entusiasmo, de espíritu emprendedor, convertidos en piedras angulares en la construcción del gremio. 

 

Durante el primer semestre del año 73, redacté los primeros estatutos, fueron revisados minuciosamente y enriquecidos por ese puñado de soñadores. En Mayo, visitamos a Marino Rengifo Salcedo, gobernador del Departamento. Sin titubeos apoyó la idea y puso a nuestra disposición el equipo jurídico para revisar el proyecto estatutario. El texto final de constitución fue presentado y aprobado en el mes de Junio del 1973.

 

Procaña había nacido. No fue una iniciativa personal sino un clamor colectivo.

 

Mi padre, Oscar Ulloa Caicedo, dispuso de un espacio en su oficina para el naciente gremio. Fui su primer director ejecutivo. Me acompañaba una secretaria, un comprometido grupo de amigos, derrotar el conformismo e inmensas ganas de triunfar.

 

De muchos nombres, el ginebrino, Cornelio Reyes Reyes, exministro de agricultura fue quien aceptó el reto como presidente del gremio. Acompañé a Cornelio, al entonces Palacio de San Carlos, oficializando la presentación de Procaña ante el presidente Misael Pastrana, a sus ministros de Agricultura Hernán Vallejo Mejía y Desarrollo, Raimundo Sojo Zambrano. 

 

Con el transparente actuar gremial de los primeros años, basados en asociatividad, juiciosa revisión contractual de contratos de proveeduría, comparación de modelos de contratación globales, cooperación en prácticas agronómicas, y reconocimiento nacional, se desvaneció el calificativo de “sindicato”, despectivamente acuñado por el sector agroindustrial.

 

Cinco años después, ASOCAÑA, a través de su director ejecutivo Rodrigo Escobar Navia tendió lazos de amistad y colaboración. La imagen de rebeldía sinvergüenza de su anterior director Jaime Lozano Henao, se transformó en defensa mancomunada regional, animo cumplido por los sucesores de Escobar, hasta la actual directora Claudia Calero.

 

Igual aconteció cuando solicitamos el apoyo de la SAC, Sociedad de Agricultores de Colombia. Tajamente fue rechazada nuestra pretensión solicitando respetuosamente liquidáramos el gremio, uniéndonos a Asocaña.

 

El clúster del sector agroindustrial de la caña de azúcar se ha consolidado en estos cincuenta años con la creación de centros de investigación, Fondo de Estabilización de Precios, Fondo del Agua, innovadoras practicas agronómicas, mesas de dialogó, acompañando los gobiernos de turno en lograr un desarrollo sostenible, de compromiso social, ambiental, generación de empleo formal, y por supuesto unidad fraternal.

 

Al celebrarse cincuenta años, son pocas las palabras que logran expresar la felicidad y orgullo que siento como fundador. Son muchos los actores, que hoy no nos acompañan. Sea esta tribuna lugar para rendir tributo de admiración y gratitud. Que alegría y satisfacción ver que sigue en cada una de las reflexivas miradas de nuevas generaciones el incólume espíritu con el cual se visionó y cristalizó la idea. La posta la entregamos a ellos.

 

Enorme y nostálgica satisfacción sentí cuando en los recientes actos conmemorativos, Asocaña, SAC, Gobernación y Asamblea del Valle, Municipio de Cali, Riopaila-Castilla, esta última entregada por Guillermo Carvajal, hijo de Eduardo José segundo director ejecutivo del gremio, la organización Ardila Lulle, Policía Nacional, entre otros, entregaron distinciones de reconocimiento. 

 

Aquel lobo solitario, rechazado como patito feo, forma parte hoy de un conglomerado de gremios asociados en beneficio de la agricultura nacional.

 

En hora buena, felicitaciones PROCAÑA, a su directora Martha Betancourt, agremiados, presidentes y juntas directivas, por estos primeros cincuenta años de ejemplar lucha incansable, de éxitos y prístino modelo de cofradía.

 

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