Apagón Inminente

 


Colombia sufrió en 1992 la peor crisis energética de su historia. El fenómeno obligó al gobierno del entonces presidente Cesar Gaviria en tomar medidas restrictivas de cortes de energía de varias horas al día, y quizás lo más representativo, adoptar un nuevo horario ajustándose al de Venezuela, o sea una hora adelantada. La “hora Gaviria” como se le conoció buscó que la jornada laboral iniciara más temprano y el regreso a las residencias a plena luz del día.

 

Quienes vivimos la época fuimos recordado por la generación que nos antecedió de los cortes europeos de la segunda guerra mundial. El primer ministro británico, Sir Winston Churchill, había adoptado los apagones con el fin de proteger a Inglaterra y especialmente a Londres de los ataques aéreos y bombardeos de la Luftwaffe, la aviación nazi hitleriana.

 

Las empresas, oficinas públicas, instituciones educativas y de salud tuvieron que ajustar sus horarios para aprovechar las jornadas obviando el apagón. El país se abalanzó en la dotación de plantas eléctricas, en el sector industrial, comercial, de salud y residencial, con el fin de sustituir el horario previsto de cortes. Las ciudades experimentaron un deterioro en la calidad del aire por las emisiones de humo de las plantas y el ruido ensordecedor de las mismas.

 

En 1993 cuando se normalizó el acontecimiento de “El Niño” causante del suceso, Gaviria y los sucesivos gobiernos se comprometieron al fortalecimiento de la oferta energética para no volver a sufrir algo similar.

 

El país ha concentrado su generación en fuentes hidroeléctricas, equivalentes aproximadamente al 70% de la oferta, dependientes de un régimen apropiado de lluvias. La situación adversa presentada en los últimos dieciocho meses, por la baja de los embalses, ha obligado al racionamiento de agua en algunas regiones, notoriamente en Bogotá. Con el fin de equilibrar la oferta se ha sustituido, en parte, por generación de termoeléctricas que utilizan gas natural y carbón.

 

La transición energética anunciada desde los gobiernos de los presidentes Santos, Duque y el actual, han enfrentado infinitos tramites y tropiezos de las autoridades ambientales y comunidades, instancias que no han permitido avanzar al ritmo que el país requiere de una matriz descarbonizada. La crisis de la región Caribe, permeada por focos de corrupción e inestabilidad en la política tarifaria a cargo de la CREG, no avanza. Las granjas solares previstas en diferentes departamentos, encabezados por la Guajira, han encontrado obstáculos que desmotivan la inversión, sumado al desinterés de exploración de yacimientos de gas. 

 

https://guillermoulloatenorio.blogspot.com/2016/03/crisis-energetica-apagon-y-reflexion.html

 

A los anteriores problemas estructurales se suma la deuda de $ 7 billones del gobierno a las empresas generadoras, equivalente al valor de los subsidios establecidos a los estratos socio económicos de 1 al 3.

 

El país enfrentará en dos meses faltante de gas natural, equivalente al 12% de la demanda, el cual podría elevarse al 30% al final del año 2026.

 

Pero al final del túnel observamos que el descubrimiento de gas del consorcio Ecopetrol y Petrobras en el mar Caribe podría solventar la crisis de gas comentada anteriormente aportando reservas para las próximas dos décadas.

 

Pero como arte de birlibirloque un juez de Santa Marta falló una tutela interpuesta por las comunidades ancestrales de Tananga, ordenando el cese de exploración y explotación del hallazgo. Es inconcebible el juez haya actuado a favor de unas comunidades distantes a 76 kilómetros y a mar abierto de Santa Marta.

 

La crisis energética llegó. El apagón es inminente. El gobierno del “cambio climático” no aterriza en la realidad del país. Mientras tanto sigue vociferando de la descarbonización del planeta, en vez de solucionar la crisis que se avecina.

 

Foto Cortesía Caliescribe.com






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