La ciudad se des-“figura”

Se cumplió un año de elección de alcaldes y gobernadores. Mientras el Departamento del Valle parece haber encontrado una ruta de desarrollo sostenible, promoviendo soluciones a la problemática de seguridad, salud, educación e ingresos, Cali no corre la misma suerte.
El bien intencionado Armitage, a quien su grupo de campaña, promovió exitosamente como empresario alejado de la política, dista del mandatario que la ciudad requiere, haciendo evidente su desconocimiento de función pública.
En vez de encaminar esfuerzos hacia la solución de los principales problemas de convivencia, como Seguridad, Movilidad, Infraestructura y Servicios Públicos encubre su inexperiencia con expresiones y manifestaciones de autenticidad cantinflesca, bandazos equivocados y lloriqueos emulando programas de cultura ciudadana de su mentor Antanas Mockus.
Su probada capacidad de trabajo, madrugador insigne, lamentablemente, se ve comprometida por falta de dirección y cohesión hacia su equipo de trabajo, colaboradores y grupo asesor. En vez de desplegar autoridad, independencia y liderazgo, conquistados en copioso voto de opinión electoral, y realizar cambios estructurales requeridos que proyecten la ciudad hacia la competitividad del mundo globalizado ha caído en las viejas costumbres de la política local a quien importa más sus fortines burocráticos, intereses propios y contratación que la ciudad misma.
Aunque las estadísticas de homicidios muestran mejoría, la inseguridad ciudadana de atracos callejeros, robo de celulares, vivienda y vehículos sigue en aumento. Las fronteras invisibles de pandilleros barriales se siguen construyendo. El micro tráfico de estupefacientes y extorsión se multiplica. El vandalismo e invasión del espacio público cada día más extendido.
Improvisados y equivocados nombramientos carecientes de experiencia en sistemas de transito y transporte, lentitud injustificable en ejecución de proyectos de infraestructura, un inviable sistema de transporte masivo basado en favorecer la oferta en vez de la demanda, una progresiva informalidad del transporte de pasajeros e incremento del parque automotor y motocicletas son factores de la crítica y caótica movilidad de la ciudad.
Casos como la vía a Pance, en total abandono por parte del contratista, quien debió iniciar hace dieciocho meses, la prolongación de diez cuadras de la Circunvalar, el céntrico parque lineal del rio desde la Clínica de los Remedios hasta la Torre de Cali, terminación del tramo adjudicado del Corredor Verde y obras de recuperación asfáltica de la existente malla vial son ejemplos de falta de autoridad, interventoria, requerimiento y proceder jurídico ante incumplimientos constantes.
La recuperación y reposición de infraestructura en redes de acueducto y alcantarillado parecen no tener un estructurado proyecto a corto, mediano y largo plazo. La búsqueda de soluciones al suministro permanente de agua potable evitando cortes por turbiedad o bajo nivel de afluentes no se han anunciado, no obstante sendos estudios de asesores externos y autoridades ambientales. La generación de energía para autoabastecer la creciente demanda reposa en empolvados anaqueles de la burocracia al igual que la solución al agonizante componente de telecomunicaciones.
Señor Alcalde, la ciudad no necesita decretos proclamando título de “figura” a los estudiosos que merecidamente obtuvieron su reconocimiento académico.

Se necesita que usted gobierne generando procesos gerenciales de autoridad, dignidad, responsabilidad y ejecución en beneficio de una de las principales urbes latinoamericanas.

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