Recogimiento, Aislamiento y Florecimiento
El mundo contemporáneo jamás había presenciado un fenómeno semejante. Las diez plagas de Egipto, detalladas en el Antiguo Testamento en el libro del Éxodo, la peste de Atenas del siglo II, la peste bubónica del siglo XIV, el cólera del siglo IXX, la mortal influenza española de 1918, habían arrasado poblaciones enteras. A diferencia de la actual pandemia del Covid-19, y en virtud del limitante en la movilidad de la población, se habían concentrado geográficamente, principalmente en Europa.
El coronavirus, gestado en China, se propagó velozmente a los seis continentes, en razón a la facilidad de interconexión aérea en un mundo sin fronteras. La inmediatez en la interconexión, redes sociales y medios, vienen registrando el fenómeno, minuto a minuto, como si se tratará de una justa deportiva.
Ante los indetenibles y vertiginosos registros de trasmisión de la enfermedad, los gobiernos del mundo entero, sin distingos de ideologías, etnias, creencias religiosas y culturas, han tomado medidas obligando a la población a encerrarse como prevención y control de contagio. Los cálculos, impredecibles pero alarmantes, consideran la mayoría de la población esta expuesta a contraer la enfermedad.
El Presidente Duque, dada la emergencia y gravedad, ha declarado un estado de cuarentena que irá desde el 24 de marzo hasta el 13 de abril. No obstante, en los días y semana anterior, la mayoría de departamentos y ciudades habían declarado simulacros de toques de queda preventivos, medidas conducentes a proteger la población.
Por primera vez en nuestras vidas podemos decir literalmente estamos viviendo el momento en que el “mundo se detuvo”. Es la madre naturaleza, aquella que nos da y nos quita, quien nos ha puesto en “modo hold”, termino acuñado significando pausar todo movimiento mientras reflexionamos nuestro presente y futuro.
Es la oportunidad de explorar nuestro mas intimo ser. Meditando en recogimiento espiritual, retirando la mentede asuntos externos, mundanos y terrenales, comulgando con la figura que para cada uno representa la divinidad, en contemplación infusa de nuestra razón de ser.
Aprovechemos el aislamiento obligatorio compartiendo en familia con aquellos a nuestro lado y con los ausentes empleando los avances tecnológicos de comunicación hoy disponibles.
La coyuntura del aislamiento forzado es oportunidad de descubrir y explorar en la lectura, aventuras, sueños, enseñanzas, alegorías, y superación. La interconectividad nos permite visualmente encontrar destinos paradisiacos, instruirnos culturalmente, encontrar lecciones de amor, pasión, suspenso y el preciado patrimonio de la historia universal.
Saliendo del confinamiento apreciaremos la majestuosidad, recuperación y nobleza del entorno natural, del cual hemos abusado. Coincidente con el inicio de primavera respiraremos nuevos aires en total confianza, tranquilidad y paz. Seremos testigos excepcionales de un esplendoroso florecimiento.
No desperdiciemos el preciado y bendecido momento nuestro Señor nos ha concedido.
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