¿Estamos preparados para asumir el reto de Cali en el post conflicto?

La finalización de los diálogos de paz en La Habana se acerca. Aunque aún no se llega a un acuerdo final el país se encamina hacia la etapa posterior asumiendo una responsabilidad con la población de desplazados que el post conflicto genera.
Cali, la ciudad más importante del sur occidente, continuara siendo la receptora de miles de personas de esta gran zona de influencia en búsqueda de nuevas oportunidades.

En las últimas décadas la ciudad ha recibido una población cercana al millón de personas
En las últimas décadas la ciudad ha recibido una población cercana al millón de personas. Han huido de la zona rural, abandonados por falta de políticas de estado, insignificante inversión social y amenazada por la cruenta guerra de los grupos alzados en armas.
La ciudad no estaba preparada para ello. Las invasiones florecieron demandando servicios públicos, infraestructura en educación, salud, transporte y oportunidades laborales. Sin poder brindar soluciones oportunamente la población desplazada encontró en la calle su sustento. Prosperó la informalidad, mendicidad y, lo peor, sirvió de tierra fértil a las bandas criminales para reclutar jóvenes fomentando el robo callejero, extorsión, micro tráfico y sicariato.
Claro está que uno es el postconflicto de la guerra y otro el de la injusticia social que por centurias ha padecido gran parte de la población y esto tiene un costo económico, porque la guerrilla hábilmente está enlazando esa necesidad del país y además es mandato constitucional:… un orden político, económico y social justo… Allí está la gran pregunta ¿Existen los recursos de inversión social?
La precaria plataforma fiscal del municipio de Cali sumada a la intervención de las Empresas Municipales limitó la posibilidad de contrarrestar la campante descomposición social producto de esta situación. El municipio ha tratado de dar solución a la problemática social con base en sus exiguas rentas demandando cada vez más al contribuyente formal en menoscabo de sus propias necesidades de seguridad, movilidad y mejores servicios de ciudad.
En los círculos de poder capitalino se discute sobre el futuro del país en esta nueva etapa. Se hacen cábalas sobre inconmensurables oportunidades que se generarán. La competitividad del país se enfatiza en la infraestructura que los proyectos de cuarta generación vial traerán.
El Presidente Santos clama responsabilidad a los candidatos a la Gobernación y municipios de asumir el compromiso histórico de un nuevo país una vez finalizado los diálogos de paz. Anuncia que su guiño acompañara aquellos que se comprometan con su postulado.
Sin embargo el Ministerio de Hacienda, ante la debacle de los precios del petróleo, proyecta recorte en el gasto público. Las regalías, basadas en la explotación de hidrocarburos, serán las más afectadas. Aunque, por lógica, se supone un recorte significativo en el presupuesto de defensa, no hay manifestación clara sobre la sustitución de esos recursos.
¿Cómo será el mayor aporte presupuestal a la ciudad para asumir su rol como “capital del post conflicto”?  
Llegó la hora de exigir al gobierno central, más que anuencia presidencial, los recursos requeridos para afrontar la realidad. Los ríos de leche y miel de promesas electorales no deben opacar la realidad de la ciudad asumiendo ese desplazamiento masivo de población.
Partidos, bancadas y candidatos, empecemos nuestro propio dialogo de post conflicto y unamos fuerzas para asumir, mancomunadamente nación, departamento y municipio, el reto.

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